ENFERMERA DA PLACER/CAP2

 

CAPÍTULO  2






Aquella mañana casí en todas las ocasiones en que hubo que atender a don Joaquin, fue Lidia quien indicandole a Isa que se ocupase de otra cosa, mientras ella iba a ocuparse del viejo. El turno practicamente había acabado, cuando se encendio la luz de aviso de la habitación de don Joaquin. Lidia estaba en otra habitación atendiendo a otro paciente.





Isa miro la luz impacientemente, esperando que el viejo se cansase de llamar y las del nuevo turno se ocupasen de él.






Pero la luz y el sonido de llamada, no dejaban de zumbar. Temerosa de que Laura , la jefa de planta, se diese cuenta y se lo recriminase, Isa se dirigio a la habitación, maldiciendo entre dientes.






-          Joder, casi me rompo los dedos llamandoos, que pasa que estáis sordas y ciegas, o que?





Prorrumpio el viejo al ver que se habria la puerta.





-          Vaya, vaya, vaya, donde esta Martita, nena? Que te han mandado a ti, la cara guapa!





Pregunto el viejo sonriendo picaronamente, como un lobo hambriento.





-          Marta esta de baja, yo me ocupare de usted, don Joaquin, que es lo que necesita?





Respondio Isa, manteniendo un semblante distante e impasible.





-          Vaya, vaya, vaya, así que Marta esta de baja, y tu la cubres, por eso estoy toda la mañana recibiendo las visitas de la morcillona Lidia!





Cosntesto sarcastico, don Joaquín.





-          Por favor digame que necesita?





Pregunto llena de paciencia Isa.





-          Pues veras ricura, con mis rodillas echas unos zorros y mi cadera algo atrociada, necesito que me ayudes a enderezarme para poder ver la tele, sin dejar al mismo tiempo de arreglarme la cama.





Expuso don Joaquin.





-          Esta bien!





Respondio Isa de forma fría y cortés, sin esbozar sonrisa alguna. Al tiempo que se acercaba al fibroso cuerpo del viejo, para tomarlo y ayudarle a enderezarse. El viejo cruzo su brazo por la espalda de Isa como si quisiera abrazarla desde arriba, sin dejar de sonreirle picaronamente, acariciando el lateral de sus TETAZAS ENORMES, que se ceñian fuertemente en el lado del vestido bata.










-          No te olvides de arreglarme la cama!





Apunto don Joaquin ya una vez enderezado, pero con las sabanas y el cubre movido de tal forma que su pierna más alejada quedaba casi al descubierto.





Isa se enderezo sacandose el brazo del viejo de su espalda, y le lanzo al viejo una de sus miradas  frias  y que te traspasaban. Al tiempo que inclinaba su cuerpo con sus enormes MELONES sobre el tronco de don Joaquin tratando de acomodar la ropa de cama.






Entonces el viejo actuo, acerco su mano más cercana al cuerpo de Isa, metiendola debajo de su vestido bata, y colocando su palma en forma de garra, apretó con fruición y gusto una de sus nalgas turgentes y duras como la piedra.





-          Uuuuhhhh, pero que riquisima estas, ricura.






Isa reacciono como una pantera, salto zafandose de la mano del viejo y girandose le lanzo un palmetazo con la mano abierta en su antebrazo.






-          Aaaahhh, maldita putaaa... hare que te echen a la calle. Zorraaa, aaaahh, aaaahhh!






Gritaba el viejo dolorido.





-          Asi aprenderas cabrón abusador, haber que te has creido!






Respondia Isa cuando Lidia, oyendo el escandalo se acerco.





-          Que ha pasado aqui?





Pregunto la rubia, rolliza.






-          Que la puta de tu compañera, me ha golpeado, a mi, a un paciente, aahhhh, aaaahhh!






Decia lleno de rabia don Joaquin.





-          El viejo cabrón este, que me ha pellizcado el culo y magreado mientras le arreglaba la cama. Así aprenderá!





Respondio Isa, llena de satisfacción e ira contenida.





Lidia le lanzo una mirada de alerta. Y se acerco al viejo, masajeandole el brazo al viejo y poniendoselo de nuevo en la cama.





-          No ha sido nada don Joaquin, solo el susto del golpe. Su brazo derecho estaba bien, así que no hay recaida, ni problema alguno.





Decía Lidia intentando calmar al anciano.





-          Si, que ha pasado, si, que tu compañera se va a ir a la puta calle. Ahora salir las dos de aqui, coño.





Respondio el viejo encolerizado.





Lidia le indico con la cabeza a Isa para que salieran de la habitación. Isa iba hecha una furia.






-          El viejo verde cabrón me ha magreado! Quien se ha creido que és.





Grito Isa a Lidia, tomando el pasillo encabronada en busca del despacho de la jefa de planta.





-          Espera, espera Isa, que no es lo que tú crees.





En el despacho de la jefa de planta. Se encontraban Laura y la jefa de personal.





-          Laura me tienes que cambiar los pacientes, ese viejo cabrón, me ha pellizcado y magreado el culo por debajo de la falda.





Dijo exigentemente Isa, plantada muy derecha ante  las dos mujeres.





-          Que ha pasado Lidia?





Pregunto Rocío, la jefa de personal a Lidia, que entro tras Isa.





-          Bueno, pues, don Joaquin, ya sabes que se propasa, y tal!





Contesto Lidia cabizbaja y comprensiva.





-          Y como ha reaccionado Isa?





Pregunto fria Rocio a Lidia, ante el asombro de Isa que no entendia nada.





-          Pues, pues, se ha deshecho de él bruscamente.





Intento atemperar Lidia.





-          Bueno Isa, vas a volver a la habitación de don Joaquin y le vas a pedir perdón, por cualquiera que fuera tu reacción.





Dijo autoritariamente Rocio.





-          Queeeee?? Estas hablando en serio Rocio? No me has oido un paciente se ha propasado conmigo.





Respondió llena de indignación Isa.





-          Ya, ya, Isa. Yo te entiendo. Pero es que don Joaquin, no es un paciente cualquiera. Y si, ya lo sabemos, le gusta tocarnos, el culo y los muslos, es solo un viejo, no pasa de unos toqueteos de nada!





Contesto Laura, intentando aclarar la situación sin éxito.





-          Perdona? Yo soy una enfermera profesional , mujer casada y madre de dos hijos. No voy por ahí, dejándome sobar, por pacientes que no son cualquiera.





Respondió orgullosa y llena de colera Isa.





-          Mira Isa, esto es una clinica privada. Una clinica privada, que resulta que fundo, poniendo la mitad del capital el señor Joaquin, y también resulta, que su hijo sigue siendo el principal benefactor de la misma. Por eso si el señor Joaquín quiere, tocarnos el culo, los muslos, o lo que sea, os dejais tocar, le decis una fresca y a otra cosa mariposa. Es eso o la calle!





Replico Rocio, la jefa de personal.





El orgullo le subio como la espuma a la cabeza a Isa. Predispuesta a renunciar en aquel momento a aquel trabajo, como un rayo. Pero un momento de sensatez cruzo su mente. Aquel trabajo era ideal, y estaba mucho mejor pagado, que muchos de los trabajos de jornada completa de enfermera con estres de enfermos que había visto y que conocía que existían. Y además solo era aquel “paciente especial”. Bajo la cabeza un momento, apretando los puños y reflexionando detenidamente, lo que iba a hacer.






-          Entonces que hacemos, vamos a su habitación a pedir perdón o te preparo en finiquito?





Pregunto Rocio.





Isa seguía mirando al suelo, con la mirada perdida.





-          Huuuuummm. Hay más “pacientes que no son cualquiera, como este”?






Pregunto reflexiva Isa.






-          No, Isabel. Los demás pagan sus facturas, pero no son la principal fuente de subsistencia de esta clinica. No te preocupes, esto no es un burdel. Y no dejamos que ningún otro paciente se propase con el personal.






Respondio Rocio.






-          Huuuuummm, buuuuuuuf, esta bien vamos a pedir perdón.





.........





-          Lo siento don Joaquin, si fui demasiado brusca, no volvera a pasar.












Se disculpaba Isa cinco minutos después en la habitación de don Joaquin acompañada de la jefa de planta de personal y Lidia, con su mirada DIRECTA en el, mientras hablaba.





-          Huuuuuummm, esta bien chica, porque eres un belleza y un mujeron, con ese cuerpo jamón, jamón. Te perdono, pero a mi hay que tratarme con deferencia. Entendido?





Respondio el viejo con una sonrisa de satisfacción y de vanidad autoritaria.





-          Si no se preocupe, lo tratare siempre con deferencia, don Joaquin.





Contesto Isa, sonriendo falsamente, antes de que ella y Lidia abandonasen la habitación porque su turno se había acabado.





Isa seguía pagando con la cara, con un semblante serio y enfadado mientras se desnudaba para cambiarse en el vestuario de enfermeras. Lidia la observaba con el semblante preocupado.





-          Vamos Isa cariño, no te lo tomes así! Ya sé que es un viejo puerco caliente y que estamos en el siglo que estamos, y que al fin y al cabo es machismo y del peor, porque esas dos que deberían protegernos y poner el grito en el cielo se someten a él!





Empezo a largar Lidia.





-          Si, es mucho más una falta de respeto, es arrastrar nuestra dignidad!





Contesto Isabel con la mirada perdida y apretando mucho los labios al acabar la frase.





-          Si, nena, si tesoro, tienes razón. A mi tampoco me gusta que ese viejo me sobe las nalgas y los muslos, pero siempre pienso en todas las ventajas de este trabajo, que son una montaña, no solo económicas sino también de condiciones laborales, y entonces.....





Respondio Lidia en tono conformista e impotente.





-          Lidia es una forma de prostituirnos, no lo ves! Vendemos nuestra dignidad!





Dijo Isa mirandola fijamente llena de indignación.





-          Jooooderr Isa, hija! No exageres, que el viejo nos de un pellizco en el culo, unas palmaditas, y un sobe en los muslos tampoco es prostitución, aunque traguemos, por un muy buen sueldo para nuestro trabajo y nuestras responsabilidades, o es que tú tienes un curro como este en cada esquina?





Pregunto Lidia a Isabel de forma altanera.





-          Huuuummm, si este trabajo es demasiado bueno. Tendre que tragarme mi impotencia y mi dignidad, pero eso no quiere decir, que me guste o acepte gratamente nada de esto.





Contesto Isabel cabizbaja, consciente de lo bueno que era ese puesto.





-          Venga animate, Isa, cariño. Vamos a darnos una ducha relajante, y luego nos vamos de cañas antes de irnos a casa! Venga chica, disfruta de la vida que solo tienes una!  Jajajaja – plash!





Exclamo risueña Lidia, huyendo desnuda con una toalla hacia la ducha despues de darle una palmada a Isabel en el culo  grande y esferico, firme y suave como la piel de un tambor de Isabel.





-          Aaaaaahhh zorraaaa, espera y veras! Jajajaja!





Gritaba Isa saliendo detras de Lidia en dirección a la ducha.





Las dos diosas jamonas de cuerpos llenos de firmes y suaves curvas, reían bajo la ducha enjabonando sus carnes. Lidia con algo de celulitis, pechos grandes y en general poco tonificada, contemplaba de arriba a abajo a Isa, que había recuperado la sonrisa, y distribuia sobre su piel ligeramente bronceada, la espuma del jabón entre sus enormes y turgentes melones de copa G de sujetador, turgentes, erectos y tan redondos desfiando a la gravedad en toda su voluminosidad.





-          Tu también tienes un poco la culpa de llevar al viejo loco por tus carnes, Isa, tesoro! Al viejo y a toda la clinica, jajaja!





Empezo a decir  Lidia con media sonrisa picara sin dejar de contemplar a Isa, mientras esta le sonreia enigmática.





-          Mi marido siempre dice, y en eso tiene toda la razón, pero solo en eso, je, je, je. Que las mujeres como tú ( y como yo claro, jejeje!) son las que enciende todos los instintos en los hombres. Esas caderas anchas, de cinturas amplias, ese culo inmenso y redondo, esos muslos llenos  de carne, en esas pierna largas y firmes y esas tetazas enormes, que se balancean cortando el aire y la respiración de los hombres de todas las edades, que los ven en movimiento. Y además tu eres guapisima con esa carita de muñeca y esos ojos marrones tan vivos y bonitos! Tú eres una mujer, mujer como diría mi marido. Una hembra que convierte los penes flacidos en barras de acero! Jajajaja.






Explicaba Lidia con la voz llena de vicio, mientras se mordía los labios y se acercaba a Isa, que no dejaba de sonreirle conteniendo la risa.





-          Huuuuummm y que turgente y firme lo tienes todo, como el marmol! Y que piel más suave, pareces de porcelana, nena! Jajaja!





Susurro lasciva Lidia mientras le pellizcaba una nalga y una de sus enormes tetazas a Isa. La cual exponiendo una amplisima sonrisa se zafo de su amiga y compañera.





-          Eeeeehhhh para el carrooooo, nena!! A ver si voy a pensar otra cosa, jajajaja!





Respondio entre risas Isabel arrojandole espuma y agua del chorro de la ducha a Lidia.





-          Jajajaja, la verdad, es que por una como tú, cambiaba de acera, jajajaja, ahora entiendo a mi marido, jajaja.... por cierto...recuerdame que nunca te presente a mi marido...jajajaa. - Dijo entre risas Lidia.





-          Jajajaja, descuida te lo recordare.





Contesto Isa, mientras acababa de enjuagarse su sedoso y ligeramente bronceado cuerpo de diosa curvilinia y exuberante, y el agua corría por la lozania firme y turgente de sus mamazas, sus muslos y su culo esférico, unas nalgotas imponentes.





-          Bueno Isa! Ya sabemos que tú tienes, digamos menos tolerancia a las “atenciones” de don Joaquín. Esta semana no podemos prescindir de ti, porque Marta estará de baja. Te pido por favor que toleres a don Joaquín, he hablado con Lidia y elle intentara ocuparse de él la mayor parte del tiempo. Pero la semana que viene te prometo, que te liberare de su cuidado. Para que veas que no somos tan cabronas. Y que por supuesto no nos gusta esta situación. Pero hija hay que comer!






Explico Roció, la jefa de personal, a Isa en un tono conciliador el siguiente día de trabajo, intentando apaciguarla y que no hubiera ningún otro incidente grave.





Isa manteniendo el semblante serio, afirmo con la cabeza y se dirigió a sus tareas.





Para intentar prevenir el contacto de las manos de don Joaquín sobre su bronceada piel, en caso de que le tocase atenderle, Isa había decidido ponerse toda la semana los pantalones y la blusa blancos de enfermera.





La jornada se desarrolló bastante bien. Lidia acudía a casi todas las llamadas de don Joaquín, mientras las dos mujeres se intercambiaban sonrisas de complicidad. Pero una jornada es muy larga y no se puede estar en dos sitios a la vez.





De forma que a regañadientes le toco acudir a la llamada de don Joaquín. El cual sonrió como un lobo al verla entrar en la habitación.





-          Vaya muñeca, es una pena que vengas tan poco a verme. Y más pena es aún, que no lleves tu batita. Huuuummm con lo que me gusta!





Dijo sonriendo triunfante y lujuriosamente don Joaquín, mientras le indicaba a Isa lo que tenía que hacer.





Ella se acercó al viejo para hacer lo que le pedía, y este acaricio sus muslos por la parte interior y acabo dándole una sonora palmada en el voluptuoso culo.





-El mejor culo que he palpado en décadas, inmenso, firme, duro y redondo, jajaja! - Plassshhh





Repitió don Joaquín volviendo a darle una sonora palmada, mientras Isa se separaba con la cara hecha una furia y llena de ira, y abandonaba la habitación, intentando controlarse para no dar un portazo.





Toda la semana transcurrió más o menos así, siempre que podía acudía Lidia, y cuando no quedaba más remedio intentaban estar las dos, y la que siempre estaba más cerca del contacto de don Joaquín era Lidia. Pero cada maldito día había una o dos ocasiones, donde no le quedaba más remedio a Isabel que atender a don Joaquín, ella sola. Y allí el viejo le pellizcaba el culo, le frotaba los brazos contra las grandes tetas, le magreaba los muslos por encima de los pantalones. E Isa se iba hecha una furia.





El último día de aquella semana, las prisas, los niños, el idiota de Pepe. Total que el doble juego de pantalones y blusas de enfermeras blancas estaban sucios. Solo podía que ponerse la bata.





-          Joder tía, hoy me tienes que cubrir especialmente, no quiero que ese viejo me sobe la piel.





Le rogaba Isa a Lidia.





-          Es que hija, el último día y mira que olvidarte de lavar la blusa y los pantalones!





Le recriminaba en tono desesperado Lidia a Isa.




-          Por favor, por favor nena!





Le suplicaba Isa.





-          Joder Isa, hare lo que pueda!





La jornada parecía que iba a desarrollarse con éxito, sin tener que ir ni una sola vez a atender a don Joaquín. Cuando faltando algo más de una hora para el cambio de turno. El timbre de la habitación de don Joaquín empezó a sonar insistentemente.





Isa empezó a mirar con desesperación hacia el pasillo, esperando el retorno de Lidia, que estaba ocupada con otro enfermo.





-          Lidia, Lidia, Lidia!!!





Empezó a gritar desesperada por el pasillo Isabel, esperando la visión esperanzadora de su compañera.





Pero Lidia no aparecía y sin embargo el timbre de don Joaquín no paraba de sonar.





Isabel resoplo, se acomodó la bata como intentando estirarla y apretando los labios y los puños se dirigió a la habitación de don Joaquin.





-          Jooooodeeerrr!!! Me voy a cagar en los muertos de Adaaannn, casi he reventado el timbre, se puede saber, que coño estáis haciendo?





Estallo enfadado don Joaquin, cuando vio abrirse la puerta de su habitación.





-          Vaaayyaaaaa mi ricura! Con los trapitos que me gustan a mí! Jejeje!





Isa se dirigió hacia el viejo con cara de muy pocos amigos y su mirada fría con la que traspasaba a los hombres.





-          Qué es lo que necesita don Joaquín? - Pregunto cortante Isa.-






-  Pues  a ti obviamente...........!











CONTINUA 





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