TIA DEMASIADO MALA/CAP4


 CAPÍTULO   4






Que eufórico volvió de un salto a la cama colocándose bajo las sabanas y pegando el cuerpo a Paloma, en posición de cuchara, mientras Paloma estirando el brazo apagaba la luz de la mesita de noche, sintiendo en la oscuridad el beso ardiente de Alberto en su cuello detrás de su oreja y como el chico pegado a su cuerpo tomaba en su mano izquierda uno de sus pechos.






Un escalofrió de placer recorrió la espalda de Paloma cuando sintió a la altura de sus nalgas el enorme aparato en reposo de Alberto. Aquella era la mejor polla que había conocido nunca y aquel adolescente rebosante de energía y de hormonas, estaba allí como puesto en bandeja para ella, que estaba más cachonda y lujuriosa de lo que lo había estado nunca, y algo así no se podía desaprovechar, y a Carlos que le fueran dando.






Pensó Paloma mientras cerraba los ojos y  se acurrucaba contra el muchacho y el bicho de su entrepierna, poniendo su delicada mano sobre la que el chico tenía sobre su precioso melón y tomaba delicadamente pero con fuerza como si fuera lo más valioso del mundo....






Paloma, sorprendida por el sol de media mañana abrió sus redondos y pequeños ojos negros, esbozando una gran sonrisa bajo su rectilínea nariz, la mayor sonrisa de satisfacción de su vida en su carita de chica corriente.






Entorno los ojos regodeándose en los recuerdos de la noche anterior y tomando la punta de la almohada con las dos manos, sin dejar de sonreír.





Debería estar más resacosa después de lo que había bebido anoche, pero siempre le pasaba, un buen polvo reducía sus resacas casi hasta dejarlas en nada. El de la noche anterior había sido el mejor polvo de su vida.





Volvió a abrir los ojos y amplio aún más la curva de su perfecta y nacarada sonrisa, cuando contemplo a Alberto. Que continuaba allí frente a ella dormido y con una mano sobre una de sus enormes mamazas en forma de gota de lluvia, desbordándose por los costados como si estuvieran a punto de desprenderse del pecho.





El chaval casi imberbe dormía plácidamente, seguramente habría dormido profundamente como ella, satisfecho de haber perdido la virginidad con la musa de sus pajas.





Paloma picarona levanto la sabana, para contemplar el pollón en reposo del chico. Entornando los ojos y soltando un soplido de impresión. Aún en reposo aquel era el aparato más enorme y grueso que había visto nunca.





Un escalofrió de excitación recorrió su espalda, la sola contemplación de aquella polla casi tan larga y ancha como su antebrazo la estaba poniendo a cien. Debía encontrar una forma de controlar la situación, disfrutar de aquella tranca mientras el chico estuviera allí con ellos, podría hacer muchas cosas que Carlos no le permitía, pero tenía que controlarse para no volverse adicta a ella, ni que el chico se enamorase o algo. Y sobre todo sin que se diese cuenta Carlos.





El cuerpo de Paloma estaba loco por aquella polla, pero la vida con Carlos era magnifica como para echarla a perder.





El chico empezó a desperezarse y Paloma le acaricio con el reverso de su delicada y suave mano.




-    Buenos días fiera, como has dormido?





Dijo con su voz dulce y sexy, sin dejar de sonreír a Alberto.





-    Huuummm! Me, me, mejor que nunca.





Respondió el chico soñoliento y tímido, esbozando una leve sonrisa.





-        Jajajaja, Ya lo puedes decir, ya! Jajajaja.





Contesto entre risas Paloma, sin dejar de acariciar al chico con el reverso su fina y femenina mano. Mientras el chico, movía instintivamente sus dedos sobre el enorme melonazo derecho de Paloma de forma lenta y torpe, como quien toca algo que tiene prohibido tocar.





-        Pu, pu, pu-puedo?





Pregunto el chico temeroso y tímido agachando la cabeza.





-        Claro que puedes cariño y más después de anoche.





Respondió Paloma con voz aniñada, esbozando una sonrisa pícara de conformidad.





Al tiempo que el chico extendió toda su mano, tratando de abarcar el pechazo magnifico de Paloma de talla H de copa de sujetador, como si sopesase su perfecta redondez, conteniendo solo su preciosa areola y su pezón que empezaba a endurecerse, apretándola entre sus dedos como si la amasase.





Paloma seguía acariciando al chico con el reverso de su mano y sonriéndole con cara de satisfacción total.





Mientras el chico llevado por su impulso y su deseo, alargo la otra mano y trato de sacar la otra tetota de Paloma para magrearla también.





Paloma sonrió calladamente ante la ansiedad y la inexperiencia del chico, al tiempo que movía su cuerpo y acomodaba su globazo izquierdo, para que el chico pudieses agarrarlo con su mano y apretarlo como las yemas de sus dedos, como si fueran garras que querían moldearlos y juguetear con sus pezones. Paloma se estaba calentando mucho.





-        Alberto cariño, sabes que tenemos que ser muy cuidadosos. Carlos no puede ni siquiera sospecharlo. Entiendes?





Cuestiono Paloma al chico, que empezaba a respirar aceleradamente.





-        Si, si, si….!




Respondió Alberto completamente hipnotizado, sin dejar de amasar aquellas enormes ubres, perfectas, esféricas, erectas y turgentes.





-        Y siempre tienes que tener muy claro, que esto es solo sexo, SOLO SEXO! No te vayas a enamorar! Entendido?





Inquirió Paloma con un semblante muy serio, buscando con sus ojos negros y pequeños a los ojos del chico.





-        Si, si, si….todo lo que deseo, lo que más deseo, lo que vengo deseando desde que empecé a pajearme es tener sexo, y solo sexo contigo. Dejare que me enseñes todo lo que tú quieras, hare todo lo que quieras, solo quiero comerme estas tetas y follarte Paloma, como tú quieras……y, y, y, y lo siento-to… pero no, no, no estoy enamorado de ti…..es, es, es….solo Obsesión sexual! Lo siento.





Respondió cabizbajo y casi avergonzado Alberto, que sin embargo no dejaba de amasar las tetotas de Paloma.





Paloma lo miro, primeramente, de forma seria y conspicua. Luego relajo el gesto y esgrimió una ancha sonrisa, al tiempo que lanzaba un suspiro de alivio.





-        Jajajaja…..estupendo, así ambos podremos  disfrutar del sexo como locos….jajajaja.





Contesto Paloma explotando entre risas más relajada.





-        ¡Pue, pue, pue, puedo comerte las tetas…por, por favor!





Pregunto tímidamente y balbuciendo Alberto, al tiempo que se erguía en dirección a Paloma, mostrando por el hueco de las sabanas la enorme erección de su ancho y largo garrote. 




La sola visión lanzo una llamarada al vientre de Paloma, que empapo su raja. Tenía que poner aquella libido bajo control, se dijo a sí misma.





-        Buenoooo! Un poco antes de que vaya a la ducha….el desayuno de los campeones, ehhh!! Jajajaja.





Respondió Paloma con voz sexy y picara, al tiempo que se tumbaba sobre su espalda y Alberto, se abalanzaba torpemente sobre ella, agarrando y apretando con fuerza sus tetazas descomunales, empezando a chupar y succionar sus pezones duros y grandes.





-        Oooooohh que suave, es tu piel, es la cosa más suave que he probado nunca, y tus tetas son el paraísooooo. Sluuurrrpp, sluuuurrpp





Exclamaba relamiéndose de placer Alberto, mientras no dejaba de succionar, y lanzar lametones a los melonazos de Paloma, mientras está cerrando los ojos, se relajaba y dejándose llevar por el placer, le acariciaba con los dedos de ambas manos el cabello moreno al chico, al tiempo que le animaba con susurros dulces y cachondos.





-        Muy bien nene, muuuuyyy bien nene, así, así mama mis pechotes, cúbrelos con tu saliva, succiona mis pezones…ooohh lo haces de fábulaaaaa…neneee.





Se retorcía de placer Paloma, moviendo la cabeza sobre la almohada con los ojos cerrados, aquello más o menos podía tenerlo bajo control, pero el chico, que se movía encima de ella, empezó a frotarla con su erección, tropezando y rozando con sus labios vaginales y con su clítoris, aquello estaba a punto de escapar del control. Aquella enorme tranca la estaba enloqueciendo, tenía que parar!





-        Vaaalee, vaaaaleee neneeeee…. Por favoooorr.





Pidió Paloma fuera de sí, de deseo por Alberto, empujándole suave y dulcemente en el pecho.





-        ¡Bien, bien, lo siento, lo siento -to!





Respondió el chico irguiéndose y mirando como si hubiera hecho algo mal.





Paloma lo miro sintiéndose culpable, sus pezones estaban duros como el granito. Y sus tetazas brillaban cubiertas de la saliva ardiente de Alberto, que corría abajo por su sedosa piel, cayendo al suelo en gotitas.  





Salió de debajo del chico y se puso de pie junto a la cama, completamente desnuda, adoptando una postura conciliadora, mientras se acercaba al armario.





-        No pasa nada cariño, es solo que hoy tendremos suficiente sexo y quiero que estés fresco y no agotado. Jejeje.





Sonreía risueña Paloma, caminando descalza por la habitación agitando su perfecto cuerpo moldeado entre el ejercicio y la naturaleza.  Alberto erguido sobre la cama la devoraba con la mirada, con aquella melena suya rubia beis y sedosa, aquella piel delicada como la porcelana con aquellas torneadas piernas de muslos suaves y redondeados, sus perfectas, anchas y firmes caderas, naciendo de una finísima y estrecha cintura,  que le daban a su culo una preciosa esfericidad, un culo completamente redondo con unas nalgas curvas y duras, sin un milímetro de celulitis ni piel de naranja, grande, algo increíble de perfecta forma, con aquel vientre liso, y aquellas ubres balanceándose con los movimientos de Paloma, apetitosas y enormes perfectamente redondas y turgentes con aquellos pezones erectos apuntando al centro.





-        Ooooohhh es que eres una diosa del sexo. Eres la tía más buena del universo, podría follarte una y otra vez, sin parar y nunca tendría suficiente de tu cuerpo.





Dijo Alberto en voz alta, sin titubeos y sin miedo, inspirado y extasiado por la contemplación del cuerpo irresistible de Paloma.





Paloma se quedó paralizada, mientras se cruzaba una bata blanca de seda que había sacado del armario, se giró mirando al chico, con una amplia sonrisa de satisfacción, ardiendo de deseo y de halago. Se recogió la preciosa y larga melena beis rubio en una cola con una goma del pelo. Y sonrió sin mostrar los dientes con gran satisfacción.



  

-        Vamos a ver cuán machote eres campeón sígueme a la ducha. Jejeje.





Salió de la habitación Paloma, diciendo esto entre sonrisas risueñas, después de haberse calzado unas delicadas babuchas rosas. Mirando de reojo, como Alberto saltaba con desesperación de la cama con una gran erección dispuesto a seguirla hasta el baño.





-        Tranquilo Alberto, cariño, confía en mí, que vas a disfrutar.





Le decía Paloma al chico, que apenas entraron en el baño, trato de abalanzarse sobre ella, metiendo sus manos entre el cruzado escote de su bata de seda blanca, masajeando y magreando sus fantásticas y enormes tetazas, esféricas y erectas, que se habían balanceado por todo el pasillo hasta el baño, desafiando a la gravedad. 




Le paro suavemente, separándose de él con sus manos en el pecho, al tiempo que le daba un beso en los labios y el indicaba que entrase en la ducha. Mientras ella volvía a recogerse el pelo en un precioso moño sostenido con una pinza negra para el pelo, dejando caer a sus pies su suave batín blanco de la forma más lenta y sensual posible, mostrando toda su espectacular desnudez, antes de entrar en la ducha.










 Paloma abrió el agua, mientras Alberto completamente erecto con aquel pollón como un burro trataba torpemente de acariciarla, pellizcándole los pezones anormalmente grandes y erectos y las inmensas areolas.





Paloma sin dejar de sonreír se giró en dirección al chico y sosteniendo el gel de baño, volcó sobre el pecho de Alberto un buen chorro. 




Después le pidió con la mirada su mano, y le puso otro chorro de gel sobre la mano, dejando a continuación la botella de gel en el suelo, para empezar a enjabonarlo.





A Alberto le costó unos segundos reaccionar, y ante la sonrisa de Paloma empezó a enjabonar su cuerpo, gozando del tacto suave y maravilloso de la suavísima piel de Paloma, y concentrando sobretodo su extensión del jabón en las caderas, el magnífico culo y las insuperables tetazas de Paloma.





Mientras Paloma extendía el jabón por todo el cuerpo del chico y cuando lo hubo extendido completamente, siguió extendiéndolo como en forma de masaje con una mano, al tiempo que con la otra trataba de abarcar el increíble diámetro de aquel pollón enorme y pajearlo, frotándolo adelante y atrás, atrás y adelante.





Como la encendía, la excitaba al mil por mil, el solo contacto con aquella polla de grosor y tamaño extraordinario hacía que sus labios vaginales ardieran y se empaparan, no podía remediarlo, quería tenerla dentro.





-        Aaahhh, aaaaahh,





Gemía de placer el chico mirándola con ojos de cordero degollado, mientras ella, intentando  controlar su deseo, contestaba levemente a los besos tiernos y torpes del chico.





-        Huuuuummm, te voy a hacer tu primera cubana, que te parece cariño, te estrenas en estas gordas tetas.











Susurro dulce y lascivamente Paloma, provocando que el chico tragase saliva, y confirmase con la cabeza, afirmando excitado, sin apartar la mirada de Paloma, mientras esta se arrodillaba frente a él, sin dejar de sonreírle con mirada picarona y lujuriosa con su cuerpo cubierto de espuma del jabón.





-     
Apóyate en la pared nene!





Le dijo con su voz dulce y sexy Paloma, mientras tomaba su enorme verga cubierta de espuma con los finos y cuidados dedos de su delicada mano, y tratando de abarcar su gran diámetro empezaba a pajearlo, para luego atraerlo entre sus dos enormes y esféricas tetazas de copa H, turgentes y con los pezones como piedras, de la excitación que le provocaba la sola contemplación de la venosa y palpitante estaca de Alberto.






Paloma trato de contener la pollaza de Alberto sobre su canalillo y entre sus suaves y redondas mamazas, recorridas por sexys venas que conducián sus terminaciones nerviosas hasta sus hipersensibles pezones, pero sus extraordinarios y fuera de serie melones nunca habían engullido una tranca de aquel tamaño, con su raja empapada y ardiendo de deseo, Paloma logro contener el pollón del chico, y agarrando sus globazos por los laterales con sus delicados y femeninos dedos como si fueran garras, empezó a agitarlas, friccionando la pollaza del chaval con la suave y sedosa piel de su canalillo y sus esféricas tetazas, moviéndolas a la vez arriba y abajo, abajo y arriba.





-        Oooooohhhh, ooooooohhhhh, es un sueñoooooo, es mejoooorrr de lo que nunca pude imaginarmeeee, aaaaaaaaahhhh.





Gemía de placer Alberto con el cuerpo tensionado, apoyado contra la pared de la ducha, haciendo fuerza con las manos sobre la misma, cerrando los ojos y tirando la cabeza hacia atrás, a la vez que abría mucho la boca para gemir, mientras el chorro de la ducha caía placidamente junto a ellos.





El prepucio palpitante de Alberto sobresalía violentamente de las mamazas de Paloma golpeando su barbilla, en cada sacudida de sus tetas arriba y abajo, abajo y arriba, que ella acompañaba moviendo su cuerpo al mismo ritmo. 




Paloma nunca había tenido que apretar tanto sus inmensos y maravillosos globos alrededor de una polla a la hora de hacerle una buena cubana, y gracias al jabón de sus cuerpos el ritmo era frenético y maravilloso.





Aquello hacia enloquecer de deseo a Paloma, que recibía con placer los golpes en su barbilla, al tiempo que abría la boca y los ojos mucho en una expresión de mayúscula sorpresa. Con gusto abría devorado aquel prepucio cada vez que asomaba entre sus tetas si no hubiera estado cubierto de jabón.





-        ¡Oooooohhhh, ooooooohhhh, ah, ah, ah, ah…… no existeeee nadaaaa mejooor que tuuuss tetass….. Palomaaa, aaahhhh! Sigueee, sigueee, sigueee





Gemía cerca del éxtasis, el chico jadeando y hablando con su voz tímida y temblorosa.





Paloma que lo vio tan cerca del climax, libero su vergaza ardiente y palpitante de entre sus tetazas, para sorpresa y desesperación del chico, se mordió lujuriosamente el labio inferior y sin dejar de mirar a Alberto le guiño un ojo, mientras se pellizcaba hacia adelante sus pezones violentamente para que además de duros se pusieran en punta como dos flechas.





-      Tranquilo nene, que ahora bien la traca final, jejeje!






Dijo Paloma tranquilizando a Alberto, el cual volvió a tragar saliva cuando está juntando sus gigantescos y turgentes melones, empezó a frotar el glande de su erecta polla como una lanza, arriba y abajo, abajo y arriba, alternativamente con cada uno de sus grandes y erectos pezones, ferozmente.






-        ¡Oooooohhhhh, ooooooohhhhh estoyyyy en el cieloooooooo!





Exclamo el chico entre aullidos de placer abriendo mucho los ojos y tensionando su cuerpo al máximo, con su pollaza más erecta de lo que estuvo nunca en su vida.





-        Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!





El muchacho estallo en un grito al tiempo que se corría, y Paloma sentía en la piel de sus pezones el increíble calor de la pollaza de Alberto, que se contraía violentamente, haciendo que ella aumentase el ritmo de la fricción, en el momento que una primera ráfaga de la leche cremosa y ardiente de Alberto le cruzaba la cara y le obligaba a cerrar los ojos, sin dejar de aumentar el ritmo salvaje de la fricción de pezones.





Al tiempo que instintivamente abría su boca y recibía una segunda y potente ráfaga de semen, que le entraba directamente en la boca y le alcanzaba la garganta, hasta tres ráfagas más de la simiente del chico recibió y una tercera volvió a untarle la cara, una cuarta le baño la piel de cuello y una quinta le alcanzo un hombro.





Entonces dejo de frotar al chico con sus pezones que estaban como piedras, y pajeandole con una mano le ayudo a hacer salir el resto de su eyaculación, mientras con la otra mano le masajeaba los testículos.





-        Huuuummm que ricaaaa, la primera lechita de la mañana, cremosa y caliente como a mí me gusta.





Dijo Paloma a Alberto, con voz dulce y viciosa, poniéndose de pie, a la vez que con su fino dedo índice recogía la corrida que se había extendido con su cara y se la llevaba a la boca relamiéndose.





Mientras el chico tímidamente la contemplaba con mirada de adoración.






Apenas se limpió los restos de semen de su cuerpo Paloma, el chico volvió a sobarla torpemente, poniéndola a mil y mientras, Alberto volvía a tener una fuerte erección. Por lo que Paloma entre besos dulces, le rogo que se desenjabonase y se fuera a cambiar, mientras ella acababa de ducharse, y se arreglaba o podían pasarse todo el fin de semana en la ducha.






Que cachonda estaba, que fuerte necesidad tenía de volver a sentir aquel enorme pollón dentro de sí, sentía Paloma mientras se extendía cremas sobre su tersa y suave piel, su vientre plano natural, sus divinas y anchas caderas tras una cintura de avispa, sus tetazas que estaban erectas y firmes como dos misiles en su suavidad y turgencia. 




Y su magnífico culazo enorme, redondo y perfecto, sin un milímetro de celulitis, ni piel de naranja. Nalgazas, que se palmeo al tiempo que se mordía el labio inferior, dando rienda suelta a su lujuria contenida.





 Paloma apareció en la cocina, limpia y radiante, con la raya de los ojos dibujada y las pestañas perfectamente rizadas por el rimmel, un ligero toque de colorete en sus preciosas y redondeadas mejillas y unos labios perfilados de carmín rosa intenso, su preciosa y brillante melena rubia beige recogida en una coleta.





Vistiendo un pijama compuesto de un short de algodón rosa ajustado a su inmenso y firme culo de piedra y una de sus espectaculares y sexys camisetas blancas de tirantes finos, que apenas le cubrían los hombros y donde las enormes mamazas de Paloma ajustadas al escote redondeado, erectas y turgentes parecían que iban a hacer explotar la tela, y que tanto excitaban y enloquecían a Alberto y que habían hecho que no supiera como disimular su brutal deseo todo este tiempo.






El chico vestido con su pijama de pantalón largo y camiseta de manga corta, la miraba con adoración, siguiéndola con los ojos por toda la cocina mientras ella trasteaba, preparando el almuerzo.





-        ¡Venga ayúdame a poner la mesa y deja de mirarme embobado, jajajaja!





Le dijo Paloma picarona a Alberto.





El chico se levantó torpemente, de nuevo erecto ante la sola presencia de Paloma moviendo sus divinas curvas y dejando su aroma de hembra cachonda a su alrededor.





Paloma rozaba su cuerpo con el del chico, chocando a propósito para aumentar la excitación propia y la de Alberto, al cual se le caían las cosas, entre tembleques de excitación, ante las risas picaronas de Paloma, que le miraba sonriendo con su perfecta y blanca sonrisa, agachándose a recoger lo que caía, mientras le llamaba dulcemente “torpe”, contemplando como el chico seguía obsesionado y excitado por sus enormes melones perfectamente esféricos, recorridos de venas hasta sus preciosos y grandes pezones, los cuales él miraba fijamente, balanceándose a través de su escote redondo, mientras ella en cuclillas frente a él, recogía lo que se le había caído. Sintiendo como la excitación recorría su estómago hasta su raja.






-      Venga, vamos a comer ya, cariño, que ya habrá tiempo para esa otra clase de comida! Jajajaja





Dijo Paloma riendo risueña, guiñendo un ojo. levantándose y dirigiéndose a la mesa, mientras Alberto, torpemente le manoseaba el culo y los perfectos muslos, jadeando de deseo.





Sentados los dos a la mesa, desayunaron fuerte era ya casi mediodía.





Alberto, a pesar de haber gozado de la musa de sus pajas, no dejaba de mirarla con hambre y deseo, quizás con más que antes.





A sus dieciséis años estaba viendo un sueño, habiendo perdido la virginidad con aquella diosa despampanante y la olla de hormonas que era, le pedía gozar de ella, más y más.





A Paloma le encantaba esa sensación de dominio y de encandilamiento de Alberto hacia ella, con aquel enorme pollón extra grueso, como ninguno de los que había gozado en su vida.






Ella comía y bebía devolviéndole sonrisas y miradas lascivas  y picaronas, con aquel rostro normalito de perra cachonda. Mientras al chico le costaba tragar saliva, controlándose para no saltar sobre ella.





-        Venga vamos a recoger y nos preparamos para salir. Tengo ganas de hacer cosas contigo que no puedo hacer con Carlos….huuuuummm (gimió sexy mordiéndose y juntando los labios a la vez)… sabes soy muy exhibicionista, me excita saber que alguien me está mirando, me corro más y mejor, si estoy excitada….jajaja.





Comento Paloma levantándose de la mesa y llevando algunos platos al fregadero.





-        Que qué vamos a hacer, dónde vamos?





Pregunto curioso Alberto.





-        Vamos a un parque en la otra punta de la ciudad, un parque donde van las parejas a tener sexo y que siempre está lleno de mirones. Pero con Carlos ha sido imposible, no le gusta eso de que lo miren a él, o a su mujercita, le incomoda y no se le levanta, al capullo.






Dijo con desdén Paloma, agitando su cabeza y comparada de todo su voluptuoso cuerpo, moviendo sensualmente en el aire su preciosa coleta......





CONTINÚA 

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