ENFERMERA DA PLACER/CAP3
CAPÍTULO 3
- ayudame a acomodarme para que no me resienta de mis lesiones y que me midas la presión!
Dijo el viejo sonriendo maliciosamente.
Isabel coloco correctamente a don Joaquín en la cama y colocando su cuerpo sobre el del viejo, se puso a tomarle la presión del brazo correspondiente.
Isa sintió como los dedos livianos, huesudos y arrugados del viejo se deslizaban lentamente, como si fueran hormigas que le hacían cosquillas sobre la textura suave de sus medias blancas de seda, recorriendo con sus dedos el interior de sus muslos. Mientras Isa intentaba abstraerse ajustando la banda al antebrazo del viejo.
Pero esta vez el viejo no se conformó con acariciar y sobar la circunferencia perfecta de su gigante culazo divino. Deslizo sus dedos índice y corazón y empezó a frotar lenta y precisamente de forma experta la raja de Isa por encima de su braguita brasileña, jugando de forma maravillosa con sus labios vaginales.
Isa cerro los ojos y se le escapo un suspiro sordo, al tiempo que el viejo aumentaba el ritmo de su frote y el aire se escapaba del artefacto para medir la presión.
Jadeando lentamente y de forma muda, Isa se retiró del lado del viejo dejando que este sacase los dedos de su entrepierna, y entonces se dio cuenta de que estaba empapada.
- To, to, to, todo está bien!
Dijo Isa tartamudeando y tambaleándose por la excitación. Desorientada miro al viejo, que tumbando, sonriendo triunfantemente se llevó los dos dedos a la boca y los chupo.
- Nena además de ser preciosa de cuerpo y de cara, tienes una concha, huuuumm, que bien sabe tu concha. Eres toda una ricura…jajaja!
Se rio satisfecho y burlonamente don Joaquín, sin dejar de relamerse los dedos con la esencia humeda de la vagina de Isa. Mientras ella abandonaba la habitación cabizbaja y avergonzada, con una mezcla de impotencia y de rabia por no haberse podido contener.
Al mismo tiempo su cabeza le daba vueltas, el viejo era un experto con los dedos y la había puesto cachondisima. Además con el trabajo, ya no tenía tiempo para disfrutar de sus juguetitos, lo que la tenía relativamente frustrada sexualmente.
Se marchó sin despedirse de Lidia, ni de nadie. Obsesionada, con acabar lo que había empezado el viejo. Tan cachonda que se habría follado a cualquier tío, que se lo hubiera propuesto directamente en aquel momento.
Entro en su casa, apenas besando a sus hijos, uno ya iba a cumplir 11 años y el otro 9. desoyendo sus quejas y peticiones, como si estuviese hipnotizada. Mando a la mierda a Pepe y le dijo que se lo hiciera él, cuando este le pidió algo. Y entro como una flecha en el baño de su habitación, después de haber rebuscado en el cajón de la comoda de su habitación y haber encontrado su vibrador.
Apenas necesito tres minutos con su aparato, para conseguir el mejor orgasmo artificial que había tenido nunca con uno de aquellos “juguetitos”, lanzando agudos y largos aullidos de placer mudo, mientras su raja se convertia en un lago de fluidos de placer. No sabía lo que le había hecho el viejo, pero la había puesto a mil, como hacía años que ningún hombre la ponía.
Las siguientes semanas transcurrieron con calma y rutina. Marta se había reincorporado ya, y don Joaquin ya no formaba parte de los pacientes a cargo de Isa.
Aún y así don Joaquin e Isa se intercambiaban miradas por los pasillos y en los lugares del hospital donde coincidian. El la miraba con mirada perversa, esbozando su media sonrisa maligna y de satisfacción, e Isa le sostenia la mirada pero de manera neutra y en cierta forma interesada, curiosa, sin ira ni rabia, con una extraña sensación de deseo contenido, por descubrir que más cosas podría hacerle el viejo, como atrapada en una trampa morbosa mental.
El viejo, estaba evolucionando favorablemente y ya se movía por el hospital con ayuda de solo una muleta, pronto estaria recuperado y podria irse. Y así se acabaria ese deseo morboso y callado que Isa intentaba reprimir, no pensando en él y evitando cualquier intento con don Joaquin.
Aquello le estaba reconcomiendo también por dentro. Su orgullo, su vanidad, su amor propio, aquel viejo baboso y acosador, solo por aquellos tocamientos estaba instalado en su mente.
Hasta el punto que en aquellas dos semanas, le había pedido un par de veces en las calenturas precoces de Pepe, que este la masturbarse con sus dedos, cerrando los ojos y no pudiendo evitar imaginarse que el viejo setenton y fibroso de pelo cano era quien la tocaba, aunque la destreza y la habilidad de Pepe, eran un desastre y pronto habia apartado su grasienta mano de su vagina.
Aquel sabado por la noche le tocaba la guardia a Isa. Ese era el último día de don Joaquin en la clinica al día siguiente se marcharia con el alta.
Ya llevaba desde el jueves paseandose por la clinica, solo apoyandose ligeramente en un bastón, y a veces jugueteando caminaba sin él dandole vueltas a lo Charlot.
- Bueno ricura, mañana me marcho! La verdad es que por ver cada día, ese cuerpazo tuyo tan carnoso y firme, lleno de curvas suaves y enormes, me dan ganas de dejarme caer y lesionarme otra vez para prolongar mi estancia aquí. Jejejeje!
Le dijo provocativo y lascivo el viejo con su sonrisa de victoria a Isa, dandose la vuelta y metiendose en su habitación. Dejandola a esta observandole con una mirada furiosa, mitad por la arrogancia y chuleria del viejo,mitad porque aunque lo intentaba no lograba sacar, de su mente el recuerdo placentero de los dedos de don Joaquin, jugando con sus labios y su clitoris.
Las guardias de fin de semana solian ser extremadamente tranquilas. Ninguno de los pacientes en aquella clínica de rehabilitación estaba ni someramente graves o aquejados de alguna enfermedad grave o algo parecido. Por eso los pacientes dormían toda la noche, la enfermera se aburria, y así llegaba la mañana del domingo.
Y así trancurria la noche con todo en silencio y en principio los pacientes durmiendo, cuando sono el timbre de la habitación de don Joaquin. Seria a eso de la una y media.
Isa que estaba leyendo una revista, levanto la mirada extrañada y suspicaz. En los tres meses que llevaba trabajando allí, en ninguna de aquellas guardias había tenido que atender a un solo paciente en mitad de la noche. Además no podía ser otro que don Joaquin. Penso Isa con fastidio.
Como el timbre no dejaba de sonar. Isa se levanto se arreglo la bata blanca, que le quedaba ajustada al cuerpo dibujando exageradamente la curva de sus caderas y la esfera de su culo entallado, y moviendo sus mamazas que afloraban por el escote se dirigio a la habitación.
- Vaya, ya tardabas! Como es habitual en ti!
Dijo de forma cordial y risueña don Joaquin, con una sonrisa sincera y calmada, sin rastro de su expresión engreída de éxito que habitualmente mostraba.
A pesar de ser la hora que era, don Joaquín tenía la luz principal de la habitación encendida.
- Que quiere, estas no son horas para impertinencias don Joaquin, además estoy sola en esta planta y usted sabe que debo estar en mi puesto, por si de verdad surge una eventualidad. Lo sabe, ya que la clínica es practicamente de su familia.
Respondio Isa neutra e impaciente a la vez, notando como cierto nerviosismo crecia en su vientre y se desplazaba hacía su raja.
- Estas preciosa esta noche, más de lo habitual. Que bien te maquillas los ojos, y esa sombra que llevas entre turquesa difuminado y gris te favorece mucho. Y esa barra de labios rosa pasión como humeda...huuuummm como apetece comerse tus labios.
Dijo don Joaquin aún en su tono conciliador, admirando a la diosa curvilinea que era Isa.
- Ya ha terminado, don Joaquin? De verdad no puedo estar fuera de mi puesto, no hay nadie que me cubra, si de verdad un paciente me necesita!
Contesto Isa en un tono comprensivo y conformista.
- No te preocupes, ninguno de los otros tres idiotas que estan en esta planta conmigo, van a requerirte esta noche, además ya estan pegando la oreja profundamente. Sin embargo yo si que te necesito!!
Respondio don Joaquin esbozando su sonrisa maligna al acabar la frase.
- Ustede me necesita para qué? Don Joaquin para qué....?
Pregunto desafiante Isa, dando un paso hacia adelante, conteniendo la rabia, de verse dominada en su mente, por el deseo morboso que le habia provocado el viejo, masturbandola contra su voluntad.
- Jajajaja, como me gusta cuando te pones brava!....... Pues veras nena, te necesito para bajarme la temperatura. El último dia que estuviste aquí, yo te empape tus deliciosos, gruesos labios, jejeje, recuerdas, jejeje. Ahora quiero que me ayudes a machacarmela, dejandome verte sin esa batita blanca, jejeje!
Dijo desvergonzada y victoriosamente don Joaquin con su más amplia y desagradable sonrisa.
Maldito viejo de mierda, penso Isa inyectando sus ojos en sangre y aprentando fuertemente sus labios al tiempo que le clavaba la mirada a don Joaquin.
- Puede que me echen, viejo patético de mierda. Pero después de esto que usted me ha acaba de proponer, puedo ir a juicio, obligar a declarar a todas las empleadas, la mayoria de ellas a las que usted ha sobado sin su deseo y consentimiento, e incluso a algunas que ya no trabajen aquí y le hallan sufrido, o alguna de las que estan aquí, y que mi abogado las oblige a derrumbarse, y las demas por temor al perjurio haran lo mismo. Imaginese la indemnización que me voy a embolsar viejo asqueroso de mierda.
Le espeto Isa fría y duramente con furia contenida en la mirada.
- Tranquilizate nena, que no te estoy obligando a nada, ni nadie va a echarte si te niegas. Además no te pediria que te quitases la bata y me dejases ver tus divinas curvas bronceadas y firmes, gratis y por la cara. Que te parecen quinientos euros, por que te quites la bata para mi?
Contesto don Joaquin sereno y sin perder la calma.
- Vejestorio baboso. Parece que no quieres entenderlo. Yo soy una mujer felizmente casada (mintio Isabel) y con dos hijos y no ejerzo la prostitución, e incluso en el peor de los casos me guardaria mucho de ejercer la prostitución. Es más, siento lastima y me rebela la injusticia de que haya mujeres que tengan que ejercer la prostitución. Pero como yo no tengo los medios para impedirlo o remediarlo, mañana cuando estes en tu millonaria mansión puedes preguntar por servicios profesionales, para “bajar” tu temperatura.
Respondio Isa, susurrando llena de desafio con los ojos entrecerrados.
- El calor lo tengo ahora ricura, y si te lo estoy pidiendo a ti, es justamente porque sé, que no eres una puta. No es una puta lo que quiero, además las putas de hoy en día estan todas operadas, y son sacos de huesos, no son mujeres, mujeres, como eres tú, una diosa de la voluptuosidad, com todo gordo en tus partes íntimas. Digamos quinientos euros y te quitas esa batita blanca para mi.
Insistio frio y pertinza don Joaquin.
- No, y menos por un piel arrugada de mierda como tú viejo.
Respondia Isabel, que notaba de forma intranquila como los labios de su vagina se hinchaban por el calor.
- Que tal mil........ euros?
Insistía, impertérrito a los insultos don Joaquin.
- Que no momia vieja y arruinada, que no es cuestión de dinero, que es cuestión de dignidad!
Respondio con despecho y desafio Isabel.
- Y dos mil euros, dos mil euros......! solo porque te quites la batita, mientras yo me “acaricio”, nada menos que dos mil euros.
Insistio sonriendo aguda y malvadamente don Joaquin.
Joder dos mil euros, solo por verme en ropa interior, la cabeza empezaba a darle vueltas a Isa, que se tiro para atras y empezo a mirar con los ojos muy abiertos a don Joaquin. Dos mil euros, algo más de su sueldo solo por quedarse en ropa interior delante del viejo mientas este se masturba. Isa empezo a dudar y don Joaquin viendo la debilidad, la aprovecho.
- Digamos que dos mil quinientos euros, te quitas la bata aqui, bien cerquita de mi. Madre mia, muñeca, dos mil quinientos euros, por quedarte de la misma manera que te quedas cada vez que vas a la playa, dios mio! Qué me dices?
Aumento la apuesta don Joaquin.
Isa estaba allí plantada, con la boca abierta y la entrepierna ardiendo. Además el viejo tenía razón, le iba a dar dos mil euros por verla en ropa interior, que más o menos era como vestía cuando estaba en la playa.
- Huuuuuummm, bueno, pero el dinero por delante!!!.
Respondio Isa mordiendose el labio inferior y mirando el suelo. Cuando levanto la cabeza el viejo estaba alargandole el brazo y ofreciendo en su mano los cinco billetes de quinientos, a la vez que mostraba su arrogante sonrisa de victoria.
Girando la boca, Isa resoplo y cogio los cinco billetes recontandolos, los doblo y se los guardo en el bolsillo de la bata.
- Pasa el pestillo a la puerta de la habitación y que empieze el espectaculo, ricura!
Exclamo don Joaquin, apagando la luz principal de la habitación, dejando solo la luz de las mesitas de noche y arrellanandose contra el respaldo de la cama. Mientras Isa, insistiendo en la idea de que lo que iba a hacer, era como exponerse en bikini en la playa, iba hasta la puerta para echar el pestillo a la misma.
Luego volvio junto a la cama, sumida en su autoconvencimiento, sin percatarse hasta que estuvo junto a él, que don Joaquin habia echado las sabanas para atras.
No llevaba parte de abajo del pijama y lucia una enorme erección. El olor de los fluidos preseminales inundaron la nariz de Isa, aumentando su excitación, entornado sus ojos resoplo en voz baja.
- Vamos muñeca acercate y enséñame tus carnes voluptuosas, y tus suaves y espectaculares curvas, oooohh!
Gemía entre susurros don Joaquín, masturbandose lentamente.
Isa se mordio sensualmente el labio inferior, y empezo a desabrocharse los botones de la bata de forma duditativa, al principio.
- Lento, nena, lento!
Le pedia amablemente el viejo.
La nueva atmosfera con la luz tenue de las mesitas de noche, se cargo del aroma del sexo, sobre todo de la polla inherte de don Joaquin. Isa intentaba no lanzarle miradas conforme se desabrochava los botones, pero no podía evitarlo. Menuda polla tenia el viejo, no era más larga que la de Pepe, tal vez en la media, pero si era más gorda que la de Pepe y nervuda y cubierta de venas, sin dejar de palpitar a cada sacudida del viejo. eso la ponia cachonda y el baile salía natural, incluso levanto una pierna para que el viejo viera todo la carne que tenia.
Era increible que aquel setentón estuviera en tan buena forma y su marido no diera ni asco, pensaba Isa, mientras se humedecía los labios y sentía como el calor invadia todo su cuerpo y su raja parecía la boca de un volcán.
- Oooohhh si cariño abrete la bata, baila un poquito, para mi, un poquito ricura!
Isa se contoneaba al ritmo de una música imaginaria, cerrando los ojos, intentando controlar su calentura, no podía más, cuando saliese de allí tendría que hacerse un dedo, dos dedos.... muy urgentemente.
Isabel dio un par de vueltas abriendo de par en par la bata mostrando al viejo su interior, hasta que dejo caer la bata sacándosela por los hombros, dejando a la vista un maravilloso juego de lenceria blanco de encaje, que representaba rosas encadenadas, un tanga blanco precioso, también de encaje por delante y un wonderbra de copaza G, que realzaba y contenía sus tetazas, sobre su piel suave y ligeramente bronceada.
Vestían sus piernas dos medias blancas de seda transparente con la goma de encaje, que representaba florecillas silvestres, ajustandose en mitad de sus muslos anchos, piernas que se alzaban llenas y firmes sobre sus tacones de media altura con la banda en el empeine y que dejaban a la vista el resto del pie!
- Ooooooohhhh, eres una diosaaaaaa, date una vuelta completa, para que te contemple, bieeennn, oooooohhh!
Jadeaba estasiado el viejo.
Isa dio una vuelta completa sobre si misma, muy lentamente, creia que flotaba, estaba más caliente de lo que nunca había estado en su vida. El olor de la polla del viejo, su contemplación firme y palpitante, la inundaban y dominaban.
- Ven aquí muñeca, ven aquí, dejame que te acaricie, mientras termino!
Le pidio don Joaquin a Isa.
A pesar de que el deseo la estaba comenzando a poseer y solo tenía ganas de que se la follasen bien follada, y lo que tenía más cercano era la polla firme y palpitante del viejo. Nego con la cabeza.
- Venga, oooohhh, quinientos euros más........! Ooooh!
Exclamó el viejo ofrenciendo.
- No, una cosa es mirar otra es tocar! No!
Contesto tragando saliva e indecisa Isabel.
- Mil euros.....!! Mil más! si te acercas y me dejas que te toque las piernas y el culo con la mano libre! -Volvio a subir las apuestas el viejo. -
Isa se quedo paralizada, el olor de la tranca del viejo la tenia absorvida, y mil euros era mucho dinero, sobretodo sumado a los dos mil quinientos que llevaba ya.
Afirmo con la cabeza, al tiempo que alargaba la mano. El viejo metio la mano debajo del almohadón y como por arte de magia saco dos billetes de quinientos más, dandoselos a Isa, que se agacho, mostrando toda la lozanía y turgencia de sus enormes globos a don Joaquín, los guardo en su bata blanca que había dejado sobre una silla cercana.
Después se acerco al viejo, poniéndose a su altura, y dejo que este alargase su mano libre y metiese sus alargados, venosos y arrugados dedos entre sus muslos, acariciando su interior, buscando con la yema de los dedos sus inmensas y firmes nalgas.
- Ooooohhh!
Suspiro sordamente Isa cerrando los ojos, deseando que el viejo llegase hasta su raja, y empezase a jugar con sus labios y su clitoris.
- Huuuuuummm que suave eres, tienes la piel como la porcelana y el terciopelo, la seda rasca en comparación con tus carnes bronceadas, huuuuuummm!
Exclamaba el viejo mientras la acariciaba suavemente con la yema de sus dedos, sin dejar de masturbarse, sin llegar a correrse o perder la fuerza de la erección. Lo que tenía a Isa asombrada y excitada a partes iguales, inundadas sus fosas nasales del olor a macho de la tranca del viejo.
- Venga ven sientate, sientate, aquí cerca!
Le rogo don Joaquin.
- Oooh, ooooh, oooh!
Jadeaba pesadamente Isa, al tiempo que se acercaba y se sentaba sobre el borde de la cama, dejando que el viejo manosease y magrease sus muslos llenos y gordos, por encima de las medias blancas transparentes de seda.
- Joder que sexy eres, eres una diosa llena de exuberantes curvas, y eres tan femenina y con esa lenceria tan, tan, tan delicada y preciosa, mira como me pones la polla, ooooohhh!!
Exclamaba don Joaquin aprentando y pellizcando los muslos de Isa, sintiendo como esta respiraba, pesada y calladamente, mientras le miraba fijamente derramando calentura por los ojos.
- Vamos dejame verte y tocarte esas tetazas que son un sueño, un milagro de Dios, esos melones enormes y redondos, ooooohhh!
Pidio el viejo desesperadamente.
- No, no, no, no, solo tocar y se masturba, solo tocar!
Dijo con muy poca convicción Isabel, sintiendo como la humedad de su raja inundaba su tanga.
- Quinientos euros!! más y me dejas ver y tocarte esas chichotas gor......das!
Insistio don Joaquin.
- No, no, solo tocar por encima de la ropa, solo, solo , tu, tu, tu masturbaaar, oh, oh, oh...... no......!
CONTINÚA





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