MADRASTRA VOLUPTUOSA/CAP16

 

 CAPÍTULO  16







El cuarentón escuho lo que dijo y abrió mucho los ojos y metió sus manos con fuerza, venciendo la resistencia que oponía el ceñidísimo vestido rojo hasta alcanzar las nalgas del perfecto, enorme y respingón culazo de Yoli, para empezar a radiografiarlo en sus dedos hincándolos en sus nalgas como si fueran dos enormes garras, ayudado por la tanga de Yolanda.....









Yolanda no pudo resistirlo más y agarrándolo con sus manos por la cabeza, manos que estaban colgando en el cuello, lo empotro contra una de las columnas, y empezó a besarlo con locura, enroscando su lengua en la del cuarentón que respondía con fruición, a la vez que Yolanda empezaba a notar su erección en su muslo...... Sin dejar de besarse.









Cuando el ojazos verdes se sacio de su culote, saco presto sus manos de la parte baja del vestido, para meterlas por los laterales, agarrando con sus dedos como garras, los enormes melones de Yolanda, y apretándolos y amasándolos de forma enloquecida, de fondo aún se oía la melodía de la canción lenta de baile.....









La mujer Yolanda totalmente fuera de control, se retorcía de placer sintiendo como el cuarentón jugaba con sus pezones extragrandes, puntiagudos, mientras sentía hincharse sus mamazas carnosas buscando alcanzar ese punto de lactancia ocasional que le enloquecía sexualmente.......







-        Yoolandaaaa..........!! - Se oyó a lo lejos la voz de Vicente.








El subconsciente de Yolanda la obvio, quería llegar hasta el final, necesitaba llegar hasta el final, era demasiado tiempo sin disfrutar del sexo.









-        Yolandaaaaaa.....!!! - Volvió a oír la voz del imbécil inútil de su marido, pero rico, llamándola aún a una distancia, prudencialmente lejos.









-        Yolandaaaaaaaa...!! - La tercera llamada, despertó en ella, la consciencia del miedo, del pánico, del control, de todo el esfuerzo para disfrutar de la fortuna del jodido viejo derechón y patético...









De un golpe se separó del cuarentón, que llevado por la impresión se fue al suelo, mientras ella se ponía las tetazas inmensas, gigantes y redondas dentro del vestido, y salía de entre las columnas de forma briosa hacia el baño, mientras Vicente desorientado seguía llamándola.









Se refresco un poco, respiro hondo conto hasta veinte y salió del baño con su sonrisa de siempre y sin rastros de turbación en su rostro.








-        Vicente cariño estoy aquí... había ido al baño, que estaba un poco agotada. - Dijo Yolanda a Vicente sonriendo como una niña buena, este ya la miraba con ojos paranoicos de celoso que sospecha.









-        Sí, creo que ya es hora de irnos, me he despedido en nombre de los dos de Arturo. - Contesto Vicente, rebajando el aire suspicaz de cuerpo y mirada.









-        Hombre, usted debe ser el famoso Vicente Pérez, el gran empresario de éxito!!! - Salió desde detrás de Yolanda el cuarentón de ojazos verdes, pasando por su lado, obviándola y alargando la mano para estrechársela a Vicente.









El estúpido engreído e inútil de Vicente sonrió como un bobalicón, estrechando la mano al cuarentón de ojazos verdes, complacido por cómo le había bailado el agua aquel desconocido.








-        Muchas gracias, usted es???!!! - Pregunto sin abandonar su sonrisa bobalicona de suficiencia.







Mientras otros asistentes que se iban pasaban junto a ellos.








-        Lucio Sílez, para servirleee.... siempre!! - Contesto con el mejor tono de seductor comercial.
Este tío es muy bueno, pensó Yolanda.









-        Es una lástima no poder explicarle mis experiencias empresariales Lucio, pero mi esposa y yo ya nos íbamos. No sé si la conoce??? - Pregunto Vicente, haciendo el ademán típico de introducción.








Al tiempo que Lucio se giraba hacia ella y ella esbozaba su mejor sonrisa como si no hubiera pasado nada.








-        A la compañera… huuuummm...!! - Hizo ver el ojazos verdes que no se acordaba de ella.








-        Yolanda. - Respondió ella esbozando esa sonrisa que derretiría el mismo polo norte, un poco picada en el orgullo, a pesar de saber que todo era teatro por parte del cuarentón.









-        Además de gran empresario, tiene una mujer bellísima, es usted un hombre de éxito señor Pérez. - Expreso en el epitome absoluto de la adulación interesada.








-        Jejejeje…. ya lo sé, soy un hombre tocado por la fortuna, fruto del esfuerzo, por supuesto, si nos disculpa voy a por los abrigos y nos iremos, espero poder hablar con usted en una próxima ocasión, me ha caído usted francamente bien. Espera Yolanda ahora mismo vuelvo.










Fortuna y esfuerzo, dijo el cincuentón zafio decrépito, que no había sudado trabajando en su vida y todo le había caído del cielo, riqueza fruto de robos, desfalcos y pago de favores a políticos en pasadas épocas convulsas.









El ojazos verdes miro serena pero lleno de deseo a Yolanda, mientras esta con esa sonrisa que enamoraría la mismo Dios levantaba su antebrazo y enseñando la alianza de matrimonio, ponía rostro de circunstancias.









-        Me debes un polvo preciosa. - Dijo conformado y divertido el cuarentón de ojazos verdes.








-        En otro momento y circunstancias, a lo mejor te lo pago, cariño. - Respondió Yolanda recomponiéndose y poniendo su pose y rostro de indiferencia, al tiempo que dejando atrás a Lucio se dirigía risueña a Vicente, que ya volvía con los abrigos.









Con la excusa de estar cansada, Yolanda volvió todo el camino en silencio absorta en sus pensamientos.








Su parte más racional la estaba machacando, “que estaba haciendo”, que era esa forma de perder el control, incluso, normas de oro, que había cumplido incluso sin estar casada con Vicente, aquel riesgo era intolerable, era estúpida, imbécil, idiota, solo importaba el status y la pasta de Vicente.










Todo había pasado por culpa de los encuentros con el niñato, eso le había hecho perder el equilibrio y la autosatisfacción contenida de su libido con sus juguetitos..... Tendría que terminar con aquellos encuentros, tenía que pensar como neutralizar al chico y volver al estado anterior de las cosas, muy insatisfactorio, pero muy seguro.









Pero el asunto era muy complejo, como para parar aquel deseo obsesivo y patológico que había despertado en el chico, así de golpe, sin que este montase un número, mandase a la mierda a la criaja, y se descubriera todo el pastel....









Las cosas estaban así, con Yolanda dándole vueltas a como deshacerse del camino empezado para destruir a la escuincla y su influencia sobre el imbécil de su marido, cuando empezó  la semana que Belén les tocaba con ellos.








El niñato cargado de ansiedad y de palabras de deseo hacia ella y su cuerpo, no paraba de mandarle mensajes, babeándole y explicándole los avances, y que estaba a punto de conseguir que pudieran salir el fin de semana hasta el amanecer.








Y que la criaja estúpida había empezado a fumar, y había conseguido que llevase siempre un paquete de tabaco encima, de hecho, había conseguido que se hiciera adicta muy rápidamente...








Yolanda inmersa como estaba en buscar una salida para librarse del chico y de la supercalentura sin control que todo aquello le estaba deparando, habría pasado por alto aquello del tabaco.









Pero un par de fuertes discusiones con la niñata mal criada llamándole desde puta a chupa pollas, ante la agotada paciencia y contención de Yolanda, e incluso, rayando en teoría “sin querer” el coche de Yolanda, con defensa a ultranza de ella, por parte del mierda patético de Vicente, habían puesto los sentidos vengativos de Yolanda de nuevo en alerta, así que se decidió a utilizar la información.








La criaja era digna hija de su padre, y la muy estúpida no había tenido cuidado de ocultar rastros invisibles como el olor, y por eso olía por toda la casa a tabaco, los últimos días...









Yolanda muy deportista, solo había fumado en su primera adolescencia, al llegar a los veinte años paro en seco, y empezó a detestar el tabaco y a los fumadores, y Vicente hacia tres años que había dejado de fumar, la obesidad, el sedentarismo y el corazón le habían obligado a ello, así que Yolanda sabía como utilizar aquella información.









Estaban juntos Vicente y ella, en el salón cuando un inconfundible pestazo a humo de tabaco, invadió la estancia. 







Yolanda expreso en voz alta que olía a tabaco, Vicente también lo reconoció, y Yolanda monto una escena con lágrimas, y muchos “mi amor, me mientes, y has vuelto a fumar, quieres dejarme viuda....!!”, y más lagrimas falsas de actriz de Oscar.








El estúpido de Vicente se defendió como un niño inocente y otra ráfaga de olor a tabaco volvió a llegar al salón.......








Entonces Yoli dejo que Vicente lo averiguase el solo.

Ante el número de su mujer, y con su gran alma de inquisidor, consciente de su absoluta incapacidad, y siempre buscando los defectos de los demás, se puso a rastrear el olor por la casa hasta que entro en la habitación de su hija, pillándola con un pitillo en la boca......







Y se montó un escándalo mayúsculo,
para satisfacción de Yolanda......






CONTINÚA 




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