PARAÍSO PROHIBIDO/CAP4

 

CAPÍTULO  4







Mi empalmada es brutal, menos mal que llevo vaqueros y disimulo girándome un poco.






-     Pues tenéis que reclamar a la compañía aérea. Tienen derecho a una indemnización urgente... - dice de pronto Sandra mientras yo no quito ojo de sus dos meloncillos bamboleantes.







-     Sandra, Estás segura que tenemos derecho a esa indemnización?? - le pregunta mamá.







-     Sí, veo por el papel que tienes en la mano que es la misma compañía con la que yo tuve otro problema y tienen un seguro especial. Al no haberse repuesto la maleta en menos de cuatro horas, tienen derecho a un dinero para poder comprar lo básico, ropa, cosas de aseo, etc… - añade la rubia simpática.







-     No sabrás a cuanto tenemos derecho??






-     Pues dependerá de la letra pequeña, pero para comprar cuatro mudas y demás, de sobra.






-     Pues muchas gracias, guapa. - contesta ilusionada mamá. - Lo malo será dónde comprarlo. Hoy es domingo y no habrá nada abierto.







-     Sí, la boutique del hotel abre hoy… y es un poco cara, la verdad, pero al menos podrás comprarte alguna cosa. Ah y no olvidaros de pedir la factura para la reclamación.. - añade nuestra rubia vecina.








Después de despedirnos de ambos, sin que el bueno de Toni quite ojo a mamá ni un instante, comprobamos en los billetes que lo que dice Sandra es cierto y tras una llamada de queja, nos confirman que tenemos derecho a una primera indemnización y si no aparece la maleta en cuarenta y ocho horas, tendremos derecho a mayor cantidad.






-     Qué simpática - dice mamá sentada al borde de la cama.





-     Sí, parece maja. - contesto.






-     Y te quedaste bizco mirando sus tetas...






-     Yo…?? bueno… sí. Su marido tampoco perdió detalle de las tuyas...






Mi madre enrojece ligeramente y disimula mirando los billetes como si no quisiera oírme.






-     Me gustó mucho ese beso. - le digo de pronto.





-     Cual?, Ah, sí, quise disimular para que no notaran que no somos lo que somos…






-     Hiciste muy bien tu papel, mamá.





-     Jeje, tú también, amor. - me contesta.





Me deja con la duda si realmente ese beso era necesario o simplemente una excusa como otra cualquiera.
Quiero pensar que lo ha hecho porque se ha calentado, como yo lo hice aunque ella no lo quiera reconocer.







-     Oye mamá. Puedo hacerte una foto? -  suelto de sopetón.






-     Ahora?





-     Sí, con mi ropa. Estás muy guapa.






-     Pero, Estás loco? Foto asiii??!






-     Sí, de recuerdo. Luego nos reiremos… - añado, aunque lo que realmente quiero es tenerla grabada en mi móvil para el resto de mis días.






-     Vale, pero sin que trascienda. Eh?, luego las borras.






-     Ok, tranquila.






Disparo varias fotos, así sentada, luego le pido que se levante y le hago otras cuatro o cinco, fijándome en que se enfoque bien ese chochito bien remarcado en mis bóxers...







Luego su culito y al final ella da por cerrada la sesión, pues se siente algo incómoda. Se mete en la ducha, mientras yo voy mirando las fotos que acabo de hacerle. Ha salido guapísima en todas, ioder vaya colección!







Cuando sale del baño, aparece ataviada con sus vaqueros ajustados y una de mis camisas que le he prestado y que le está justísima, pero que le hace más espectacular de lo que ya es.







Al bajar al comedor a desayunar, puedo comprobar que lo que pienso no es algo de mi cosecha y veo que los hombres echan unas buenas miradas a mamá, que no sé muy bien si hace la desentendida o es que le gusta. Yo no puedo evitar decírselo.







-     Mamá, estás muy guapa con mi camisa y con esos jeans. Y no soy el único que lo piensa - le señalo con la vista las miradas que le envían varios hombres que desayunan con sus respectivas parejas.







-     En serio es por mí? - pregunta mirando de reojo.






Yo no sé si se hace la tonta, pero me encanta ver su cara sonrojada. Supongo que eso de que la observen, también le excita.







-     Es lógico que te miren así mamá. Estás preciosa y me siento orgulloso de ser tu pareja.







-     Jajajaja, gracias hijo. Si te soy sincera, me gusta causar esa sensación. No estoy acostumbrada.






-     Pues deberías!!!






-     Bueno, pasando de los cuarenta ya no me miran como cuando era una jovencita, así que claro que me halaga que lo hagan ahora.






-     Pues yo sí te miro y me pareces divina.





-     Anda bobo, con las chiquillas guapas que hay por aquí....





-     Pues ahora eres tú el centro de atención.





-     Tú crees??





-     Te comen con la mirada, mamá. Yo también. - digo como si fuera broma, pero es la verdad.






-     Será por ponerme ropa tan ceñida. En serio me queda bien? Creo que me tomas el pelo.






-     Mamá, por Dios… Estás buenísima..!! - contesto casi enfadado.






-     Gracias amor, pero tú me ves como un hijo y eso no es objetivo.







-     Mamá, te veo como una mujer impresionante. Y muy deseable! - añado.
Ella se me queda mirando durante unos instantes.







Llego a pensar que va a bronquearme por hablar así de ella, sin embargo poco a poco, va mostrando su preciosa sonrisa. Me da la impresión de haberla convencido, aunque las miradas de otros hombres reafirma mi teoría.







-     Sabes?, me siento muy rara, pero es que nunca había experimentado nada parecido, ni causar esa sensación. Me parece un sueño provocar esas miradas libidinosas de los hombres.







-     Pues deberías hacerlo más a menudo. Estás guapísima y me encanta verte así.






-     Sí hijo… y entonces tu padre me mata, jajaja. Si me viera con ropa tan ajustada...!!!






-     Bueno, él ahora no está aquí, además, tú tienes criterio propio. Te sientes mal por provocar esa atracción?







-     Nooo! , la verdad es que me gusta, pero me siento extraña, como si estuviera haciendo algo malo.





-     Lo importante es que estés a gusto. Si te apetece hazlo y disfruta mamá y los demás lo disfrutaremos admirándote. -






Otra vez su mirada y su sonrisa que me cautivan. Desayunamos y no pierdo la oportunidad de observarla detenidamente.






-     Eres un cielo. - me dice de pronto mirándome a los ojos, cuando ya estamos acabando el desayuno.






-     Por? - pregunto sorprendido.






-     Pues por traerme a este viaje y hacerme tan feliz, hijo.






-     Gracias a ti por dejarme estar contigo, por cierto, creo que es mejor que nos empecemos a llamar por nuestro nombre, no vaya a ser que alguien descubra “nuestro secreto” - digo como si de una aventurilla se tratase.






-     Vale, Víctor… mejor así? - me responde sonriente y acariciando mi mano.






-     Sí, mejor.






-     Seguro que metemos la pata en algún momento...






-     Bueno, ahora vamos a la boutique del hotel y te compras lo que necesites, pero siéntete guapa y disfruta con ello. - lo digo y me siento bien, como si estuviera desempeñando mi papel de marido.







Ella vuelve a besarme en la mejilla y me agarra fuerte del brazo ilusionada con ir a la tienda del hotel y ver cosas nuevas.








Al entrar en esa boutique nos encontramos con una grata sorpresa, al menos para mí, pues toda la ropa es juvenil y bastante ceñida. No hay tallas grandes y mamá se va probando camisetas al principio que le están bastante justas... algo que no suele usar precisamente de esa guisa, pero que a mí me parece divina.







Para colmo, la logro convencer  para que compre una minifalda y al final accede. Qué piernas, con esa faldita y qué tetas se marcan con la camiseta. Se compra algunas braguitas también.







-     Mira qué bonito. - le digo sacando un mini vestido de una percha. Se trata de un vestido de lycra de color azul celeste.







-     No me puedo poner eso, Víctor - me dice con cara de susto.





-     Por qué no??





-     Pues porque no entro en eso.






-     Eso lo dirás tú. - afirmo ofreciéndole la prenda para que se la pruebe.






-     Tu padre diría que soy una calentona por vestirme así.







-     Papá es un exagerado. Tienes un cuerpo impresionante y es una pena que no lo puedas lucir como tú quisieras. Lo cierto es que nunca vas a tener una oportunidad así....







Esa última frase mía da en el clavo, pues consigo convencerla para que se ponga el vestidito y cuando sale del probador me quedo flipado.







Esa prenda se ajusta como una segunda piel y se pega a cada una de sus magníficas curvas. Se muestra efusivo su busto, lisa su tripita, bien  marcado su culo y sus caderas. Imponente es decir poco.







Por suerte la dependienta me echa un cable de los buenos, cuando dice.






-     Le queda genial.





-     En serio? - pregunta mamá girando frente al espejo del probador.





-     Sí, de maravilla - corrobora la chica.





-     No es demasiado ajustado. - insiste mi madre pasando sus manos por sus curvas mas que pronunciadas.






-     Se llevan así. - afirma la dependienta a la que hubiera besado por tener ese arte.






Después miramos la ropa de baño y vuelve a sonreirme el destino pues no hay ningún bañador disponible de los que suele usar mamá y el único que hay, es enorme.






Solo quedan bikinis y todos tipo tanga, algo que le propongo probarse y de nuevo se niega en rotundo.






-     Eso sí que no, hijo. Ni loca... - dice negando con su mano.






-     Pero, ma… Laura. - corrijo en el último instante.






-     Que no, que no pienso ponerme eso - dice levantando en la percha un diminuto bikini amarillo que lleva una braguita de las más pequeñas.







-     Pruébatelo y luego si no te gusta, pues nada. - la intento convencer.






-     Que no, que el vestido ya es demasiado y porque no está tu padre, que desde luego ni se me ocurriría… pero lo de ese bikini, parecería estar desnuda... y que no, que no tengo edad para eso.








-     Me molesta que digas eso. Ya quisieran muchas tener ese cuerpo y poderlo lucir. - Lo digo sobre todo intentando herir su orgullo y esas ideas anticuadas que tiene en la cabeza, las que por cierto mi padre siempre ha llevado por delante por su forma de ser tan retrógrada y por sus celos exagerados.







Ahora ver a mamá así es todo un regalo, primero para mí y luego para ella misma, pues está disfrutando como una niña.






-     Entonces, quiere decir que no te vas a bañar en la piscina ni en esa maravillosa playa que vemos desde la terraza de la habitación?? - le digo echando el resto pues se niega una y otra vez.






-     No Víctor, no me pongo eso, no insistas. Mira lo que parezco con este vestido, como para llevarme eso. Si acaso mañana vamos a la ciudad y miramos un bañador algo más apropiado.








No quiero violentarla ni discutir en medio de la tienda, pero al final consigo, sin que ella se de cuenta que la dependienta incluya en el lote ese pequeño tanga amarillo, mientras mamá se vuelve a poner su ropa.








El resto del día lo dedicamos a ver las instalaciones del hotel, pero yo me quedo con las ganas de darme un baño, sobre todo porque hace bastante calor, así que decidimos que ella se vuelva a probar las cosas tranquilamente en la habitación mientras yo me bajo a la piscina  a darme un remojón.








Después de un buen rato bañándome en la piscina, me doy cuenta de que todas las mujeres llevan sus diminutos bikinis, casi todo tangas y que mi madre es una tonta por no aprovechar ese momento y disfrutarlo.








Ninguna parece tener esos escrúpulos ni miedos. Pienso en lo bien que estaría aquí bañándose conmigo y yo disfrutando de su voluminoso cuerpo.







Cuando subo a la habitación, mamá está doblando la ropa. Lleva un pequeño albornoz y su pelo está mojado, seguramente se ha tenido que pegar una ducha, pues el día es realmente caluroso. Se vuelve hacia mí.







-     Eres un… guarro! - me suelta de pronto con un mohín de enfado.






La verdad es que nunca mi madre me había dicho tal cosa, pero intuyo inmediatamente que ha visto en una de las bolsas el famoso mini bikini amarillo.




-     Por qué mamá? - pregunto con toda la inocencia del mundo.





-     Ya sabes por qué. Al final has puesto el bikini en una de las bolsas.





-     Bueno… pensé que si lo veías tal vez te animabas...!





-     Pero tú has visto lo pequeñísimo que es?




-     A mi me pareció muy bonito - añado.





-     Y no crees que es demasiado pensar que una madre decente se ponga algo así??!






-     Mamá…





-     Eres un cerdo, como todos los hombres. Los puede la carne...






-     Perdona… yo...!!





-     Tranquilo, hijo, es normal, jajaja, pero ese bikini es una invitación al pecado, ya sabes que yo nunca me pondría eso, imagina la cara de papá...






-     Él ahora no está.






-     Ya, pero no dejo de pensar en que le estoy engañando.







-     Mira, piensa que no había más bañadores ni bikinis y que algo tendrás que usar en la piscina, por cierto el agua está buenísima y todas las chicas llevan tangas parecidos a ese.







-     Víctor, hijo, pero yo me moriría de vergüenza. Nunca llevé nada parecido.






-     Al menos, deberías probártelo y así sales de dudas.






-     Lo he hecho. - me contesta, dejándome pasmado pues ni por asomo hubiera imaginado que se atreviera, al menos no tan pronto.






-     Te lo has probado?!! - pregunto lo que ella misma acaba de confirmarme.






-     Sí, lo llevo puesto ahoraa..........




CONTINÚA 




Comentarios