PARAÍSO PROHIBIDO/CAP11

 

 CAPÍTULO  11







Pero no me replica más. Yo aprovecho para meterme en el baño y arreglarme un poco, mientras ella se termina de probar toda la ropa...






Cuando salgo vuelvo a quedarme alucinado con mamá. No solamente me parece un bombón, sino que está más arrebatadora incluso que con el vestido muy ceñido. 







La camiseta es de color dorado brillante, con una especie de lentejuelas que brillan por todas partes, pero es muy ceñida y recalca bien ese par de grandes domingas, que evidentemente lleva sin sostén debajo.... Me encanta el movimiento de las chapitas brillantes, pero sobre todo el movimiento de sus jugosas y enormes tetas. 







Para colmo sus muslos están embutidos en unos leggings negros súper ajustados que son su segunda piel y unos zapatos de tacón que aparte de hacerle más alta, la hacen parecer casi una diosa inalcanzable, al menos así la miran mis ojos...






-      Qué tal estoy? - dice girándose.

Al hacerlo se mueven sus grandes tetas por la parte de arriba y por abajo también sus glúteos bajo esas mallas tan pegadas. 




Parece una chiquilla con zapatos nuevos, Le gusta ese papel de niña mala.





-      Uff...! Increíble!! - es lo único que puedo decir.





-      Estoy guapa, entonces??!





-      De diez...!!





-      Y los leggings, me quedan bien?! -

Sabe de sobra que sí pero le gusta que yo se lo repita.





-      Si, mamá, además no se te nota que lleves nada debajo. - digo intentando adivinar dónde se esconde la tira de sus braguitas bajo la oscura prenda.





-      Es que no llevo nada. Jeje!





Mi polla está dando coletazos más que respingos  cuando mi madre suelta eso quedándose tan fresca. 

No puedo creerme que esté de nuevo desnuda bajo esa ropa tan ceñida, ni que lo haya hecho esta vez sin una copa de por medio. 







Sin duda que está consiguiendo soltarse poco a poco pero llegando a límites insospechados. Ni lo hubiera jurado apenas hace tres días.





-      Pues bajemos a cenar. - dice agarrándose a mi brazo más que dispuesta.





-      Vamos!!





-      Tú también estás muy guapo - dice observando mis vaqueros gastados y mi camiseta negra.







Siento que voy al lado de todo un pibón. Una vez en el comedor, vuelve a suceder, la entrada de mamá es apoteósica, como si todo el mundo la estuviera esperando y es que causa sensación por donde quiera que vaya y no es para menos. 






Todos los hombres giran sus cabezas y las mujeres a continuación, medio celosas, intrigadas, envidiosas…






Nos sentamos en una mesa y no vemos a nuestra pareja de vecinos. Casi lo prefiero, al menos, que por un momento estemos a solas sin nada ni nadie más a nuestro alrededor.







Cenamos muy a gusto, charlando y riendo sin parar y comentando las miraditas que le echan los hombres cada vez que ella se levanta al buffet a ponerse una pieza de comida en el plato. 







Le gusta hacerlo y anda de forma muy provocativa, moviendo esos embutidos muslos bajo la lycra caminando sensualmente con esos zapatos de fino tacón. Yo, para mí, que se levanta más veces de lo que realmente le hace falta, pero se está viniendo a arriba y le gusta lucirse. No pasa desapercibida ni para los camareros, que en alguna ocasión están a punto de chocar y tirar su bandeja por los suelos...







Después decidimos bajar al pub del hotel y parece que ella se queda algo decepcionada cuando no vemos a nuestra pareja de conocidos. 






Supongo que esperaba ver a Toni para resplandecer delante de él, sabe lo chiflado que le tiene.






Nos sentamos en unos taburetes de la barra y mientras nos sirven las bebidas yo me voy a los servicios. Cuando vuelvo hay un par de jóvenes acosándola y ella no parece estar molesta precisamente, más bien al contrario, la pose es de lo más sugerente, con sus piernas cruzadas, sentada en lo alto de ese taburete, marcando la linea de sus muslos bajo esos leggings y esa camiseta que resalta su busto, chupando de una pajita del mojito que ya está casi acabado. 







Los dos tipos parecen divertidos conversando con semejante hembra y ella riéndoles las gracias.






-      Hola cariño. - digo presentándome con cara de marido serio y con ganas de espantar a los dos moscones.





-      Hola, mira, estos dos chicos nos han invitado a una discoteca cercana.





-      No sé. - respondo algo tirante.

Al final mamá me insiste y cuando me pone ese morrito tan dulce no me puedo negar.







Acabamos metiéndonos en una discoteca de un complejo hotelero cercano y pedimos una ronda de copas a cargo de esos dos chavales, aunque tengo que estar con mil ojos, porque mi madre va por su tercer mojito y sé lo descontrolada que se pone.








Los moscones se acercan de vez en cuando cerca del cuerpo de mi “chica” pero a la mínima ya estoy yo ahí, agarrado a su cintura para marcar el territorio del macho alfa. No la vayamos a tener.







Ella se está divirtiendo, saliendo a la pista y moviéndose como si tuviera quince años, moviendo todo su cuerpo que no sé cómo se sostiene con esos taconazos de más de 15 centímetros. 







Su espectacular culo es el centro de atención de la pista y muchos hombres bailan a su alrededor. Si no fuera porque ella está disfrutando tanto, la hubiera cogido de la mano y nos habríamos largado de allí.






Después de otra ronda de copas, decido que es hora de largarse, a pesar de que ella insiste en quedarse.






-      Cariño, deberíamos volver - le digo al oído.





Me mira y se pasa la lengua por los labios como si no fuera con ella la cosa. Estoy a nada de plantarle un beso, pues parece provocarme, pero decido que allí no estamos en lugar seguro, al menos yo me siento incómodo, aunque ella esté tan feliz.






Cuando volvemos a la habitación, mamá entra dando tumbos y, tengo que ayudarla a llegar hasta la cama. Se queda allí sentada mirándome con los ojos vidriosos.





-      Has bebido mucho, mamá. - le digo.




-      Sí, estoy algo borrachilla...




-      Deberías darte una ducha.




-      Entra tú y luego me ducho yo, ahora todo me está dando vueltas.





Me meto en el baño y tras una ducha que me ha venido francamente bien, me pongo el pantalón del pijama sin nada arriba y vuelvo a la habitación. 







Ella está tumbada al borde de la cama, con sus pies apoyados en el suelo en sus largos tacones. Sus piernas abiertas son la llamada al pecado.... 







pero una vez más pienso que no está en condiciones y puede que mañana pague caro cualquier atrevimiento por mi parte, aunque de buena gana me tumbaba encima de ese cuerpazo.






-      Vamos, mamá, dúchate y te quedarás como nueva. - le digo tirando de su mano ayudándola a incorporarse.







Al levantarse lo hago con tanto impulso que su cuerpo choca contra el mío y tengo que sujetarla por la cintura. Dios qué momento!







Mamá me sonríe y pasa los brazos por detrás de mi cuello. Nuestras caras están muy cerca y la verdad es que gracias a sus largos tacones estamos casi a la misma altura... De hecho, su sexo está a la altura de mi verga, que una vez más ha despertado para ponerse bien pinche dura.






-      Ay, mi niño, cómo ha crecido. - dice con cierta dificultad al articular palabras.




-       Mamá…





-       Eres todo un hombre. - En ese instante mamá oprime su pelvis contra la mía pudiendo notar su abultado coño contra mi miembro..... Joder lo noto de pleno.... sus labios....!!







En un principio me separo ligeramente, como si me estuviera aprovechando de la situación al notar como la fina tela de mi pijama y la fina tela de sus mallas hacen que nuestros sexos queden en un contacto que se percibe clarísimamente.







-      Si te pillara Sandrita... - dice de nuevo medio borracha volviendo a pegarse a mi cuerpo y haciendo que nuestros sexos vuelvan a quedarse apretujados.... literalmente pegaditos lo único que los separa es la ropa.






Instintivamente mi mano va a su culo y acariciarlo es como estar en el cielo, me encanta sentir esa sensación que me ofrece la fina tela, sabiendo que no hay nada más debajo. Aprieto sus glúteos y ella ronronea junto a mi oreja.

 






Comenzamos a bailar, sin música, pero no nos hace falta, estamos más que a gusto. Sus tetotas se notan deliciosas pegadas a mi pecho desnudo, lástima que nos separe la camiseta, pero aun así, estoy en la gloria... 

Quiero que el mundo se detenga y solo dancemos ella y yo, como dos amantes.







- Deberías dejar de hacerte tantas pajas y buscar un buen chochito... - me dice con su voz susurrante.






CONTINÚA 




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