MADRE EN LACTANCIA/CAP24

 

 

CAPÍTULO  24





Renata masajeó sus enormes tetotas frente a él, lentamente, como si amasara dos piezas de carne vivas, apretándolas hasta que los pezones duros se erguían aún más, tensos, chorreando sudor y leche mezclada.
Sam estaba desparramado, con la verga todavía brillosa, temblando después de correrse.













Pero sin poder apartar la mirada. Sus ojos estaban fijos en esas carnosas chichotas que se agitaban frente a su cara, incrédulo, como si no pudiera aceptar lo que tenía delante...








- Lo ves, Sam? - gruñó Renata con una sonrisa cruel, restregándose los pezones entre las manos.    - Te vaciaste como perro y aún así me miras como si estas tetas fueran lo único que importa en tu vida.... 






Sam tragó saliva, sudando, con la respiración cortada.






- UUUFFF!!! Madre… no lo creo… esas tetas son demasiado!!! me van a volver loco…!! - dijo sobre respirando.







Ella se inclinó, haciéndolas temblar a un palmo de su cara, restregando el sudor en su mentón.






- No lo creas, cabrón…. Estas chichotas son para mamar, para perdersee, para que se humillen cualquier hombre... todo lujurioso...!!!







Su hijo seguía ido, con la verga semidura recuperando fuerza, mientras jadeaba, la boca entreabierta, como un animal en trance.








- Ma…!!! tus tetas son gigantes, cabrón… tus pezones saben a pecado… Mmmm!! quiero volver a morderlos, quiero ahogarme otra vez en tu leche.... - Ella arqueó la espalda, frotándose los pezones hasta gemir, PERO CON EL DEDO LE DICE QUE NO.








—Eso, chamaco… admítelo, estas chichotas te controlan y siempre las deseaste... No las puedes sacar de tu verga, ni tu cabeza... siempre en tu mente... Soy yo y mi carne lo que te tiene atrapado.













La madre seguía amasando sus obesas tetotas frente a él, con semen y leche materna escurriendo entre sus dedos. Sam, desparramado en la cama, respiraba agitado, con la verga aún húmeda después de correrse, pero sin apartar los ojos de esas bellas montañas carnosas.







- Mami…!!! - murmuró con voz rota, el rostro encendido - siempre… siempre me gustaron tus.... enormes pechos. -
Ella sonrió con crueldad, inclinándose hasta que sus pezones le rozaron los labios, pero sin dejar que los chupara, justo cuando Sam abrio la boca para sacar su lengua, ellas los quitó.







- Claro que lo sabía, cabrón… siempre atrapaba tu mirada en mis gordas tetas. -
Sam tragó saliva, nervioso, sus ojos brillando de deseo. - Eres un niño muy cochino...







- ES QUE…!!! no podía dejar de mirarte, esa par... dee.... chichotas me obsesionaban....!!! - Renata le sujetó el mentón con fuerza, obligándolo a verla.







- Creías que no me daba cuenta, Ehh?!!! Pero tus ojos siempre se iban directo a mis pezones. Parecia que me querias desvestir con la mirada... - El sudor le corría por la frente a Sam, mientras se mordía el labio inferior.







- Puta madre… si... siempre soñé con morder esos pezones grandes y duros... -
Renata rió bajo, cruel, apretando los pezones con ambas manos hasta gemir.














- Desde el principio supe que eras un niño cachondo, enfermo… desde que ibas en primaria, sentía tus miradas... hasta tu papa se daba cuenta... de que estas... chichotas eran tu debilidad. - Sam bajó la mirada, derrotado, con la cara totalmente roja.







- Entonces... lo sabías, verdad? Siempre me cachabas mirando tus tetas gor....das. -
Ella se inclinó más, con el cabello pegado de sudor a su rostro, daba el tono mas sexy que podia dar un hembra despues de un orgasmo.







- Te vi muchas veces tragando saliva cuando mis tetas rebotaban al caminar. Ya de plano cuando nació tu hermana y las tenia que sacar!! para darle de comer... tu mirada era fija y muy obscena, supongo tratabas de evitarlo pero no podías, eh niño!! - Sam jadeó, con la verga semidura empezando a recuperar fuerza.








- UFF!! Eran imposibles de ignorar… cuando te crecieron mas por el embarazo... eran dos malditas montañas.... - Renata se limpió el sudor de la cara, mientras ponía una sonrisa maldita.







- Sabes lo que pensé siempre?!! Que tarde o temprano...!!! ibas a mamar de nuevo estas tetotas como un maldito esclavo. incluso tu papa me lo propuso, para que se te quitara la mania de solo estarlas viendo... - El jadeo de Sam se volvió gemido, sus labios temblaban. - Ya lo de dejarme panzona, te la volaste muy fuerte Sam, si tu padre se entera estaría furioso, no pensaría que mis pechos te provocaran asi...!! Demasiado...!!! a ese nivel!!!








- Esq....!!! cada vez que pasabas… sentía que esos pechos... me hablaban, que me llamaban.... su tamaño.... creo cada dia te crecen mas....!!! - Renata arqueó la espalda, restregándole las tetas en sus cachetes unos segundos.







- Y ahora mírate… con la verga temblando otra vez, apenas después de correrte.... -
Sam no podía más, la voz le salía ronca y rota.







- Mmmghh!! Y ahora… ahora soy tuyo, completamente atrapado en ellas.... - Ella acercó sus labios a su oído y susurró, lujuriosa.







- Shhh....!! Admítelo, Sam… mis chichotas te tienen encadenado de por vida. - Él gruñó, con los ojos húmedos y la respiración entrecortada.






- Ma… tus tetas son mi condena… y tambien mi maldita gloria.... No sabes como me siento... - Ella le mordio una oreja con furia!! arrancándole un gemido fuerte, El llevándose una mano a la verga. - Oohhh...!!






- Te creías un niño bien… pero frente a estas tetas siempre fuiste un perro baboso... y lujurioso!! - Sam, sobre respiro, temblando, escuchando todo lo que decía su progenitora.






- Juro que nunca vi otra mujer igual… siempre fueron tus.... tetas, siempre tú!! En la primaria tenia una maestra algo chichona, pero... no se compara contigo... - Renata lo empujó con violencia contra la cama, mirándolo desde arriba.







- Ahora me entero que hasta a la maestra andas morboseando... bueno mejor que a tu madre!! - Dice algo enojada. - Y ni siquiera hemos terminado, cabrón… esto apenas empieza. - Él se rindió, exhausto acostado completamente.







—Haz conmigo lo que quieras… si quieres dile a papa lo que te propuse.... - Renata lo aplastó contra el colchón, sus manos en sobre el pecho de Sam, con una risa oscura, victoriosa.







- YA, SHHH!!!! Callate y ahora duermete, becerrito… porque tu castigo no termina aun!! - Se levanta de la cama. - Mañana en el desayuno seguimos conversando... ahorita ya descansa!







Renata se levantó de la cama despacio, con esa calma arrogante de quien sabe que ya ganó. La muy cabrona lo había exprimido hasta dejarlo hecho un trapo, y caminaba con esas enormes tetotas desnudas, con el cuerpo brillando de semen, rumbo a la puerta.













Sam, con la verga aún húmeda y los huevos vacíos, no podía dejar de seguirla con los ojos, embobado, casi jadeando de puro deseo.






Las nalgotas de su madre rebotaban pesadas, cada paso hacía que la carne temblara como si se burlaran de él... hinchadas, macizas, un par de culos que parecían hechos para enloquecer a cualquier cabrón.






El sonido húmedo de su andar, mezclado con el sudor y los restos de semen, lo hacía apretar los dientes.






- Hija de pu… - murmuró Sam para sí, prácticamente solo moviendo sus labios, jadeando! ese culo es un maldito crimen.
Pero no era solo el tremendo culazo.
Desde la espalda, incluso al verla alejarse, sus tetas monstruosas se notaban!! El contorno enorme, redondo, colgando como dos putas bestias, que se alcanzaban a ver desde cualquier ángulo.








Hasta caminando de espaldas esas tetotas seguían protagonizando la escena, desbordadas tan pesadas, casi rozando sus costados.
Renata, sin voltearse, sonrió con malicia, sabiendo bien lo que estaba pasando. Su voz, ronca y satisfecha, llenó la habitación.













El gigante culo de Renata se estremeció más fuerte con cada paso que daba al llegar a la puerta, como si el cuerpo entero le contestara a Sam.





Él tragó saliva, con los ojos ardiendo, sin poder apartar la vista de esas carnes obscenas.






- Puta madre…!!! - pensó, con los dedos crispados en las sábanas - ese culazoo y esas tetotas me van a matar.....!!!






Renata rio bajito, abriendo la puerta mientras las luces del pasillo delineaban su figura sudada, victoriosa.













- Duérmete, mi becerrito!! - dijo volteando de reojo.
Y salió, dejando a su hijo hundido en el colchón, con la imagen grabada de ese espectacular y inmenso culo temblando y esas inmensas tetotas pesadas y carnosas.





......................................





Al día siguiente cuando Sam desperte, se baño, se cambio y se preparo para bajar a desayunar, tenia una cara de vergüenza por lo que había pasado ayer y confirmar que siempre veía a su madre con lujuria, ahora ella lo sabia.








Sam entró a la cocina arrastrando los pies, todavía con la verga flácida y medio tiesa del desmadre de anoche.
Los ojos se le abrieron como platos al ver a su madre ahí...!!! tan campante, como si nada hubiera pasado.







Estaba sentada en la isla de la cocina, con las piernas algo abiertas apenas lo justo, enfundadas en un pantalón de mezclilla tan ajustado que parecía que iba a reventar en cualquier momento, de por si tenia unas caderas... anchas muy amplias, aparte de que tuvo dos embarazos, las tenia veían anchas, y sentada se veian mas demasiado amplias, vaya caderas tenía.







Las piernas macizas, duras y carnosas, tensaban la tela con cada movimiento mínimo, como si los jeans se estuvieran aferrando a no rajarse. La costura de enmedio marcaba descaradamente el sexo oculto.... como provocando!!!







Arriba llevaba una camisa de cuadros rojos de botones, pero esa pinche prenda estaba perdida, las hermosas chichotas descomunales de Renata la tenían al borde del colapso.
Los botones parecían sufrir con cada respiración, y entre los huecos se alcanzaba a notar un poco de piel....







No llevaba brasier, y eso se sentía y se veia a kilómetros... los pezones estaban durísimos, puntiagudos, empujando la tela como si quisieran atravesarla.







Sam tragó saliva, con los ojos fijos en esos pechos tan obscenos que parecían saludarlo de buena mañana.
Renata lo miró de reojo, con una sonrisita maternal y algo maldita, y sin mover mucho la parte de arriba, tenia un tazón vacío a sus manos.







Con calma, con esa maldita calma que lo volvía loco, comenzó a llenarlo de leche. El líquido blanco golpeaba contra el fondo del tazón, y la escena se volvió aún más sucia, los pezones erguidos, la camisa apretada, la leche cayendo, y ella observándolo, sabiendo bien lo que le pasaba por la cabeza.






- Buenos días, Sam! - soltó, con voz ronca, casi burlona. - Vienes con hambre? ya estoy preparando tu cereal..







Sam se quedó quieto, con la verga palpitando, sin poder despegar la mirada de esos botones a punto de explotar, veía como se llenaba su tazón con leche de una caja de cartón.







Su respiración era torpe, jadeante, mientras la imagen de Renata se le clavaba como una maldición, las tetas carnosas rebotando apenas con cada respiro, los pezones marcados, la pinche camisa roja luchando por contener todo ese exceso prohibido.....







Su madre hundió la cuchara en el tazón, probó un poco con un gesto lento, provocador, y sin dejar de mirarlo le dijo.







- Espero que te alcance el apetito, Chamaquito calenturiento… porque ayer quedaste completamente seco y sin energias me imagino!!! Ayer si qué fue un dia muy pesado.... - dijo sonriendo, no le quitaba la mirada, mientras le daba el tazón lleno de leche. - Apúrate! no tarda en llegar tu papá......






CONTINÚA 







Comentarios