VANESSA.../CAP3
CAPÍTULO 3
En el momento que me gradué del instituto, la idea de que un chico del instituto me siguiera el ritmo me daba mucha risa... Mis necesidades eran tan exigentes como siempre, mis gordas tetas de verdad que no paraban de crecer... y mi cuerpo se había desarrollado en todos los sentidos!!
Con el tiempo, mi cuerpo se convirtió en un arma de perversión! se volvió una provocación obscena. Mis tetas… enormes, monstruosas, dos globos de carne que no dejaban de crecer... en verdad parecían crecer cada día!! tensando la piel hasta doler, con pezones duros, listos para ser mordidos!!
Caminaba y estas chichotas pesadas temblaban como si se burlaran de todas las mujeres que no tenían o las que tenían... incluso de las maduras con 3 o 6 hijos no llegaban al tamaño de mis escandalosos senos.
Y más abajo… mi coño era un abismo insaciable. Labios gruesos, carnosos, siempre húmedos, hinchados como si gritaran por una verga que me los parta. Era como un fuego eterno entre mis piernas, palpitando, reclamando su ofrenda.
Ningún cabrón podía hundirse en mí sin quedar marcado para siempre, mi vagina tragaba, exigía, se cerraba como una prisión de carne que no soltaba a su víctima.....
Mi cintura se había estrechado como una marca del pecado, pero mis caderas anchas se abrían en promesa de parto, de preñez. Las nalgas, grandes y redondas, rebotaban con cada paso, insultantes, como invitando a ser agarradas con furia.
Me reía sabiendo lo que era, una diosa de la lujuria, con tetotas que esclavizan y un coño de labios gordos que devora vergas hasta quebrarlas. Nadie podía darme lo que necesitaba… pero yo seguiría buscando, insaciable!
Cuando cumplí los dieciocho, ya no quedaba ni una sombra de niña en mí. Me había convertido en otra cosa, con unos pechos enormes que se bamboleaban con cada respiro, pezones duros que parecían gritar por bocas, caderas amplias que prometían preñez y un coño de labios gruesos, insaciables, latiendo como un demonio entre mis piernas.
Era un cuerpo de mujer madura encerrado en la insolencia de mi edad, una niña.
Y lo supe al instante, era demasiada mujer para cualquier hombre común del colegio, demasiado abismo para que alguien pudiera llenarme de verdad.
Me puse de pie y adopté la postura del mujer inalcanzable, con la respiración controlada, los pensamientos concentrados y una gota de sudor corriendo por mi escote,
resbalando entre los montes de carne como un insulto brillante.
Me volví loca en la universidad o sea, completamente loca... Los universitarios eran mucho mejores para mí que los del instituto. Pero incluso así, no me alcanzaban. Claro, aguantaban un poquito más... pero al final de la aventura con un universitario, seguía deseando y queriendo más, mas y mas....
Y seguía siendo la misma historia que en el instituto. Ellos, rogándome que bajara el ritmo, que no fuera tan brusca, tan exigente!!! Querían que me lo tomara con calma!! Me negué a ser indulgente. Anhelaba más, pero mi búsqueda resultó esquiva.
Y estaban demasiado cansados como para intentarlo, Estos chicos, chicos guapos que sin duda tenían a docenas de universitarias fáciles en sus camas, docenas de chicas con las que practicar, ni siquiera ellos estaban listos para mí!!!! Si ellos no me bastaban, quién lo estaría???!!!
Hice de todo. Me acosté con chicos de fraternidad, con estudiantes de primer año, con un profesor, incluso con el padre de mi compañera de piso. Experimenté un poco de todo, buscando en vano al único chico que pudiera satisfacer mis necesidades.
Tenía que haber alguien ahí fuera para mí, mi media naranja. Solo tenía que encontrarlo....
Mis necesidades se volvieron más exigentes. Lo ansiaba por todos lados, con todas mis fuerzas.
Quería que me trataran como la zorra que era. Quería que un hombre me embriagara con orgasmos!!
Quería que un hombre me provocara espasmos, que me hiciera perder el control. Quería que un hombre me hiciera correrme por todas partes. Quería que un hombre pudiera penetrarme, ser un hombre y follarme de verdad!!
Esta búsqueda me transformó en una persona diferente. Solía ser una joven amigable, positiva y cálida. Esa chica había desaparecido. Me estaba convirtiendo en una zorra arrogante, despectiva, altiva y exigente.
Despreciaba a los demás solo para poder tener mi propio placer... Dejé de lado a los buenos amigos solo para satisfacer mi obsesión con los hombres. No tenía límites.
No me importaba a quién lastimara. Destruía a la gente donde quiera que iba. Además, estaba de fiesta, bebiendo poco e incluso probando una que otra droga, nada de adiccion, solo para probar y conocer.
Mis gustos se estaban volviendo más desagradables, mis exigencias aumentaban, mi autocontrol se desvanecía y mi impaciencia se desbordaba. Algo tenía que ceder y
luego quedé embarazada....
Mi Noe era un chico guapo con el que tuve algunas clases. Estaba en forma, firme y guapo, pero yo no buscaba eso cuando lo conocí. Quería que me lo metieran, y aunque Noe era un buen partido para la mayoría de las chicas, para mí siempre fue un gran amigo.
Me lo encontré en una fiesta y tenía ganas de algo de acción. No había otros chicos interesantes, y sabía que Noe estaba enamorado de mí, así que lo arrastré a mi casa. Y era bueno. Bueno, no me seguía el ritmo, obviamente, pero estaba bien, solo que... no me bastaba.
Y me cobraron tanto que al menos me dio un respiro temporal. Fue solo una aventura de una noche. Lo sabía, y él también, luego resalta que me dejó embarazada!!
El problema era que llevaba protección. Noe llevaba condón cuando pasó, pero supongo que se rompió durante la acción. Una parte de mí se preguntaba si sabía que el condón se había roto, y tal vez simplemente se perdió en el momento, o si realmente fue un accidente...!!!
Pero el daño ya estaba hecho. Estaba embarazada, y era la señal que necesitaba, Algo tenía que cambiar.
Quedarme embarazada me hizo reflexionar sobre mi futuro. Siempre me habían dicho que sería una estrella. Estudié arte para aprender a ser actriz.
Todos los directores y profesores decían que yo tenía un futuro brillante, que destacaba, que podía llegar lejos. También modelé, y ahí me repetían lo mismo, que había un camino abierto para mí… aunque yo sospechaba que lo que en verdad querían era verme encuerada, explotando lo que traía puesto.
Porque vamos, qué Don no querría ver a una chamaca con cuerpo de señora? Con estas pechos enormes rebotándome a cada paso y este culo gordo que suena como palmadas cada vez que muevo las caderas. Yo lo sabía, lo sentía, en la pasarela no solo mostraba ropa, mostraba carne, pecado...
Y cuanto más fingían profesionalismo, más perverso se volvía el juego. Cada mirada clavada en mis tetas, cada baba disimulada, me confirmaba que mi “gran futuro” era que me comieran con los ojos, que me usaran como fantasía, que mi cuerpo era un espectáculo de lujuria… y yo me excitaba sabiendo que lo disfrutaban tanto como yo.
Pero cuando los profesores de arte y la agencia de modelos descubrieron que estaba embarazada, de repente les dejé de interesar. No tenía otra opción que seguir adelante con este embarazo. Ese se convirtió en mi futuro.
Noe era un buen hombre. Muy dulce y bondadoso. Tenía un toque de bravuconería... pero eso me gustaba en un hombre. Claramente tenía futuro, tenía buenas intenciones y era muy inteligente. Estuvo totalmente ahí para mí cuando le dije que estaba embarazada y se emocionó cuando dijo que estaríamos juntos en esto.
Era todo lo que una chica podría desear, pero tuve que convencerme de que era el indicado para mí. No sentía esa atracción salvaje por él que sentía por otros chicos. Era un tipo genuino, pero tendía a preferir a los chicos malos.
Pero incluso los chicos malos me habían decepcionado, porque aunque el sexo era genial, quedó claro que eran chicos malos por una buena razón. Quizás necesitaba cambiar mis gustos. Fue ese pensamiento el que me llevó a aceptar la propuesta de matrimonio de Noe, y nos casamos poco tiempo después.
Me convertí en madre de mi precioso hijo Logan unos meses después de la boda, y mi vida cambió por completo. Al mirarlo, sabiendo que este pequeño nació de mí, que era parte de mí y mi responsabilidad, tan frágil y dependiente, me carcomía la certeza brutal de que había salido de mis entrañas, que era carne mía convertida en otro ser!!
El parto le había reventado la vida y el cuerpo. Las tetas se me habían puesto como dos putas bombas, tremendas chichotas gordas, hinchadas, duras, calientes como si fueran a estallar.... Los pezones siempre erectos, sobresaliendo bajo la blusa como dos dardos muy obscenos, recordándome a cada momento que ya no era la misma. Y lo peor es que botaban leche a cada rato!!! Como si fueran grifos indecentes.
El sujetador nunca daba abasto, siempre estaba húmedo, siempre apestaba a esa mezcla dulzona y animal que me hacía sentir más puta que madre.
La sensación era brutal... el líquido caliente corriendo, pegándome en la piel, manchándome la blusa. Lo odiaba y lo deseaba a la vez, porque esa humillación física le daba un morbo perverso, una forma de excitación sucia que no podía confesarle a nadie!!!
Me tocaba y sentía la presión interna, la hinchazón ardiente, como si mis tetas fueran bombas vivas listas para estallar en cualquier momento. Y en esa incomodidad viscosa había placer, un placer culpable y demasiado crudo.
Y la verdad me excitaba cada vez que salía a la calle con estas tetotas enormes rebotando bajo la blusa, el movimiento era imposible de disimular... dos masas pesadas de carne botando como si quisieran salirse, golpeando contra el sujetador que ya no podía contenerlas.
Los ojos de los tipos me taladraban sin piedad.... Miradas rápidas, otras muy... descaradas, todas cargadas de lujuria vulgar....!! Y me encendía. Sentía el calor subirme entre las piernas, una corriente sucia que me dejaba mojada con sólo caminar un par de cuadras, practicamente como en las pasarelas, pero esta ves en las calles.
Era bustona, demasiado bustona, una caricatura de mujer obscena, y en lugar de esconderme lo disfrutaba... el poder de mis tetas grotescas y muy vulgares, senos obesos que me convertían cada paso en un espectáculo.
Cada mirada masculina era un roce invisible, una manada de manos palpándome sin tocar... Y cuanto más me observaban, más caliente me ponía, hasta caminar con el coño latiéndome al ritmo de mis pechos y de cada paso, cada rebote de carne.
Y justo cuando me sentía observada, la vergüenza me atravesaba como un latigazo... y pensaba: “Soy una puta… cómo carajos me gusta esto????”
Y claro, después viene la culpa. Me odio por disfrutarlo, me repito que soy una puta, que ninguna mujer decente debería excitarse con eso... menos cuando estaba a punto de parir!!
Pero cuanto más me regaño, más me enciende.
Es como un veneno delicioso, la vergüenza me arde en la piel y al mismo tiempo me late el coño con cada mirada que me roba un desconocido....
Y caminaba así, entre el morbo y la culpa, rogando que me miren más, que me sigan devorando con los ojos, porque ese pecado me hace sentir viva, caliente, sucia… y no quiero que se acabe.... Aparté de que ya no podia hacer los juegos de antes, ya que iba a ser la mujer de Noe y madre ante todas las de la ley.
Los viejos, señores, jóvenes, incluso niños.... cualquiera con ojos se me clava en el pecho. Y me odio por disfrutarlo. Me digo a mí misma: “eres una madre, eres una esposa, deberías estar por encima de esto....”. Pero cuanto más me repito esa mentira, más me mojo.....!!!
Me miraba en el espejo y veía a otra mujer... mas bustona, mas caderona, con una carne nueva que olía a sudor, leche y sexo mezclado.... Y en lugar de odiarlo, sentía un placer perverso al verme así, transformada en algo más vulgar, más obsesivo!! Me prometí ser una buena madre, la mejor madre....
CONTINÚA



Comentarios
Publicar un comentario