PARAÍSO PROHIBIDO/CAP26

 

 

CAPÍTULO  26







Vuelvo a preguntar....




-      Pero tú??!! - pregunto lo absurdo.





-      Claro. Bueno… ya sé que te gustaría que fuera Sandrita, pero hazte a la idea de que es ella.





-      Bueno ahora mismo prefiero que seas tú, pero, en serio lo harías?!






-      Claro, amor. Es lo menos después del gustito que me has dado a mí.... - añade y traga saliva dispuesta a empezar con esa tarea.







En ese preciso instante, tras una larga mirada entre ambos, la piel de mi verga es estirada por la mano de mi madre que ha bajado dejando a la vista todo mi glande....






Y comienza el espectáculo, haciéndome una pajota que no hubiera podido imaginar de ninguna de las maneras. 







Ella no deja de observar cada movimiento, parece hipnotizada procurando hacer bien su trabajo y vaya si lo hace... porque todo mi cuerpo tiembla a medida que su mano comienza a acelerar el ritmo hasta que veo sus deditos largos aferrados a mi trozo de carne y como suben y bajan haciendo que las primeras gotitas de líquido pre-seminal aparezcan en la punta.






-      Que tal cariño...?! - me pregunta dulcemente y me parece que hasta sensualmente.





-      Tú… qué… crees...? - digo sin poder controlar ni la respiración.






Su mano sigue agarrando con fuerza y energía mi polla que parece estar hinchándose cuando ella sigue con ese ritmo cada vez más acelerado. 







Yo empiezo a jadear y ella sonríe al saberse tan habilidosa en ese buen arte de la masturbación. Por un momento ha debido olvidar que soy su hijo y yo no sé si realmente pensar que es mi madre, pero cada vez que lo hago eso me gusta más todavía.








Sigue trabajando con ímpetu sobre mi verga y no parece que lo haga tan obligadamente, ni siquiera se la ve cortada, para mí que le está gustando hacerlo… y yo ya no digamos, pues estoy a punto de correrme cuando mi respiración se agita, mi pulso se desboca, mi cuerpo se transforma y siento un temblor de pies a cabeza.





-      Mamá, me corro! - digo avisándola pues sé que la cosa está más que próxima.





-      Venga, amor… disfrútalo! - añade en una mirada que me encandila aún más.





-      Ya....aa me viene! - En ese momento el orgasmo hace su aparición y noto un preámbulo que nunca antes había percibido. 






Me da tiempo a mirar a mamá, desnuda entre mis rodillas y como sus grandes tetas siguen el compás del movimiento rápido de su mano. Intento detener el tiempo de nuevo, pero no lo consigo, el orgasmo ya está aquí.






El primer chorro nos pilla a ambos por sorpresa y sale disparado hasta que cae directamente sobre su ceja izquierda, el segundo va a parar a su cuello, el tercero en su pecho y así sucesivamente hasta creo que unos siete espasmos que van decayendo, pero no el placer que hace que gima totalmente extasiado ante esa maravillosa pajota.







Mamá no dice nada, tan solo baja el ritmo y sigue con su trabajo de sacarme aun algún que otro temblor y algún que otro chorro que sale con menos ímpetu pero igual de glorioso y muy placentero.






-      Qué... potencia, hijo! - acaba diciendo alarmada con los ojos bien abiertos.





-      Ufff…!! - solo puedo suspirar.




-      Aun después de tanta paja, sigues echando muchísimo. Dónde guardas tanto??






Sonrío a mamá y me gusta tanto oírla hablar así, con esa grácil y espontánea manera de expresar las cosas, como nunca antes le había escuchado. 






Viéndola además, así, manchada de mi semen, me dan ganas de besarla, pero ella se pone en pie en ese momento.






-      Cómo me has puesto! - dice mirándose los regueros de semen que adornan su desnudo cuerpo.




-      Perdona…!!




-      No, bobo, no pasa nada, da gusto ver ese ímpetu y esa energía.






-      No pude controlarlo. - respondo algo aturdido todavía y observando cómo gotea de su ceja uno mis disparos.






-      Es normal, no te preocupes, me doy otra ducha y ya está.





Me quedo maravillado cuando se da la vuelta observando su culazo y sus andares tan atrayentes cuando desaparece en dirección al baño.






Me tumbo en la cama, mirando al techo con la vista ida y pensando en todo lo que me ha ocurrido y no soy consciente todavía de la maravillosa paja que acaba de regalarme mi madre. 






Ella está desconocida, no sé por qué, si el viaje, el clima, esa forma de desinhibirse, el querer exhibirse… en fin que yo estoy más que encantado...






Sale del baño y nuevamente me quedo observando esa figura desnuda y ahora más esplendorosa sin ningún pelo en su sexo, mostrando una hendidura divina.






-      Cariño, ¿no me queda ningún resto de tu leche por ahí? - me pregunta acercándose hasta donde estoy.






Me pongo en pie y la tengo ahí tan cerca, que me dan ganas de besarla, de acariciarla, de estrujarla.







-      No, mami, estás bien limpia.  - Se pone frente al espejo de pared y se vuelve a mirar su cuerpo reflejado. 







Se observa detenidamente su pubis rasurado. Creo que está contenta de verse así...






A continuación se dispone a ponerse el vestido de florecitas, ese que tan bien se ajusta a su anatomía y de nuevo me pide ayuda para bajarlo.





-    Ay, hijo, ayúdame con el vestido! - me reclama.





Me pongo tras ella no sin antes volver a deleitarme con su redondísimo y espectacular culo. Mis manos agarran la tela del vestido intentando empujar hacia abajo.





-      No baja, mamá. Es que tienes la piel húmeda todavía y no baja.





-      Sigue intentándolo. 





Me aproximo un poco más y consigo agarrarme a sus costados pero mis manos han abarcado sus tetotas y al notar la suavidad de esos pechos siento una especie de temblor, por no hablar de mi erección que ha vuelto a ponerse de nuevo en su máxima expresión. 





Ni yo mismo me creo mi poder de recuperación...




-      Perdona… - la digo cuando la rozo varias veces las tetas con mis dedos.





-      Ahora no te vas a violentar por tocarme las tetas… - añade ella en ese esfuerzo por bajar el vestido.





-      No, pero es que tengo que meter las manos debajo.





-      No pasa nada, cariño, métemelas dentro, total, después de tocarme el coño a base de bien... no creo que por tocarme las tetas vaya a acabarse el mundo.







Esas palabras me dejan alucinado y a pesar de tener razón en lo que dice, ya que minutos antes, en el afeitado de su sexo, he tocado su coño por todas partes hasta hacerla correrse, no sé porque me corto ahorita!!







Me envalentono y más que ayudar a bajar el vestido, lo que hago es meterla mano a base de bien, ya no me conformo con acariciar sus grandes senos por los costados, sino que le estoy acariciando toda esa enorme masa mamaria, sobándole los pezones y hasta pellizcándolos.... 







He pegado mi cuerpo desnudo al suyo y mi polla parece querer despertarse de nuevo aprisionada entre sus gordos glúteos...






-  Cariño, no te aproveches… - dice mamá, pero en su voz veo cierto temblor lo que me indica que le está gustando.






Lejos de espantarme, me vengo a arriba y me he olvidado del vestido, limitándome a acariciar sus grandes tetotas con ambas manos y rozando mi piel contra su piel, mi pecho contra su espalda, mi polla contra su ENORME trasero.






-      Ay hijo, no abuses, que estoy indefensa! - dice con sus manos atrapadas en el vestido por encima de su cabeza.






Aun me entretengo en aplicar dos o tres restregones de mi verga bien erecta sobre su gigante culo para sentir una vez más esa suave piel rozando mi verga que me parece una de las cosas más increíbles que haya podido sentir.....








CONTINÚA 










Comentarios