UNA VECINA CON SECRETOS/CAP7

 

 

CAPÍTULO  7







Al irrumpir en el pasillo en ese momento se abrían las puertas del ascensor y aparecía el joven Pedri, con una camiseta negra y un pantalón de mezclilla de color oscuro.





-  Hola, señorita, te subo?!!!!






-  Hola, Pedri - le dio dos besos en las mejillas y pasó dentro. Las puertas se cerraron y el ascensor inició la subida - Qué tal! Hoy no me hagas tragarme lo que tú sabes... - le sonrió.






-   Estás sola esta tarde? Para que me enseñes eso.






-    Sí, creo que sí, tú prueba. - Pedri pulsó el botón de parada.





-    He pensado en algo morboso para este medio día, para cuando estés con tu marido el cornudo...






-  No nos estamos pasando, Pedri?!!! Pobre Guzmán, me da cosa tratarlo así.






-  Quiero correrme en tus bragas y que comas con él con mi leche en tus braguitas.






-  Pedri!!!





-  Ábrete un poco el pantalón, vamos, date prisa, antes de que venga alguien... y nos joda el momento.







-   Me... estás volviendo loca... de verdad...!! - Se quitó el botón, se bajó la bragueta y se abrió el pantalón hacia los lados mostrando la delantera de unas bragas oscuras, sin transparencias.







Pedri se bajó la delantera del pantalón, desenfundando su verga erecta y sus huevos duros. Dio un paso hacia ella y se la empezó a sacudir velozmente, con la punta rozando las bragas.








Se miraban a los ojos sin parpadear, como si el deseo se midiera en resistencia. Él se pajeaba con la verga bien empalmada, la mano firme, veloz, casi temblando de ansias. Cada sacudida era un golpe de carne y urgencia, y ella no apartaba la vista.... Al contrario, abría más los labios, respiraba por la boca, dejando que los alientos se mezclaran, calientes, espesos, como si se los chuparan sin tocarse. No decían nada, pero todo en sus cuerpos gritaba, querían correrse, ahí mismo, mirándose, sin permiso ni pudor....








- Me das un beso en los huevos?! Acércate, no te hagas.... Quiero sentir tu boca ahí, bien pegada, que me los chupes como si fueran lo único que te importa.... Que se te llene la cara de sudor y se te borre la vergüenza!!! Hazlo, cabrona.... - gemia en cada palabra







-  Sí... - Se arrodilló ante él y ladeó la cabeza para besarle los huevos, primero con pequeños besitos y luego rozando los labios por ello, sintiendo el cosquilleo de los pelillos largos y la rugosidad de las estrías.









Pedri se la machacaba encima de su cara, la verga dura rebotando sobre su frente, sobre sus cejas, como si quisiera marcarla!! El sudor le caía por el cuello, la respiración entrecortada, y cada sacudida era más violenta, más desesperada.... Ella lo miraba con los ojos bien abiertos, sumisa, entregada, como si cada beso en los huevos fuera una burla para su marido.







Ella no decía nada... solo abría la boca, dejaba que los alientos se mezclaran, que el olor a macho la envolviera. Era como si el mundo se hubiera reducido a eso, a su cara, a su verga, a ese momento de puro vicio y engaño.






Ella le besaba con más fuerza, hasta que empezó a mordisquearlos con los labios, a tirar de su piel rugosa. Cuando le oyó soltar bufidos, Anastasia se incorporó.






-    Ábrete las bragas, ufff, que me vengo....!! - Se abrió las bragas.







Pedri colocó el capullo encima de la tira superior y dejó de sacudírsela. Al instante, comenzó a escupir semen en el chochazo, nata viscosa que fue adhiriéndose a la mancha triangular de vello.









Pedri colocó la cabezota justo encima de la tira superior de las bragas, la verga palpitando como si tuviera vida propia. Dejó de sacudírsela. Al instante, empezó a escupir semen como si lo hubiera estado guardando para ese momento, nata espesa, caliente, que se fue pegando al chochazo de la hembra Anastasia como si lo barnizara. Cada chorro era un golpe, una marca, de adulterio!!!
 







Ella no se movía, solo respiraba hondo, sintiendo cómo esa leche la manchaba, la ungía, la volvía e incluso se le metia en su raya.








Y tras escurrírsela, dio un paso atrás y se tapó con el pantalón. La mujer se colocó las bragas, se subió la cremallera y se abotonó el pantalón.






-   Tengo miedo, Pedri, no sé lo que parezco....






-    A tu amiguita de face, leí como le decías que te gustaría sentirte como una tremenda puta. Por qué esta tarde no me recibes así, como si fueras una putita, eh??!






-  Pedri, no seas malo.





-   Anda, vístete de putita, vístete para mí, sii?





-  Ya veré, ya veré, anda, dale que suba. - Se despidieron con otros dos besos en las mejillas.






Mientras abría la puerta de su piso, sentía la panocha pegajoso y las bragas manchadas.







Encontró a su marido en la cocina ultimando la mesa. Le besó en la boca tras haber besado los huevos de su joven amante y se sentaron a comer, hablando cada uno de sus respectivos trabajos...








Guzmán con sus habituales preguntas laborales y su cansina desgana para todo. Luego vio que mientras comía el postre, se entretenía con los deportes de las noticias.







Bajó la mano derecha de la mesa y se corrió la cremallera. Se metió la mano por el lateral de las bragas y se acarició su panocha embadurnado de leche, esparciendo el semen por todos lados, machándose bien la vulva, metiéndose un dedito y masturbándose bajo la mesa, en presencia del bobo de su marido.








Cuando elevó la mano, la tenía manchada de semen y se chupó los dedos sin que él se diera cuenta. Más tarde, mientras su marido dormía un rato la siesta, Anastasia se dio una ducha.








Salió con el albornoz puesto y el pelo remojado, peinado hacia atrás, y se puso a ver la tele hasta que su marido se marchó. Aún no eran las cinco...









Se metió en su cuarto y se atavió con un picardías cortito de color blanco, de gasa, con la base de volantes, un regalo de bodas que sólo se puso aquella noche, de finos tirantes, con un tremendo escote en U y totalmente transparente, donde se apreciaba el volumen de sus gordisimas tetotas blandas, con sus aureolas y grandes pezones, y la sombra de la panocha, ya que no se puso bragas.








Para acentuar la sensualidad, se calzó con los tacones blancos de la boda y se engominó su cabello rubio, dejándolo con efecto mojado y brillante.







Al mirarse al espejo, se vio como una auténtica puta barata. Se había vestido así por exigencias de su joven vecino, que la estaba transformando en una cerda.







A las cinco y diez sonó el timbre. Tenía previsto telefonear a su marido en torno a las seis para asegurarse de su hora de llegada.







Primero se aseguró por la mirilla de que era él y luego le abrió la puerta, recibiéndole con el picardías transparente, sin bragas, algo ruborizada.
El chico pasó dentro y ella encerró enseguida la puerta.






-  Qué buena estás, pareces una puta de verdad....!!






-  Es que a este paso voy a parecer una puta de verdad. Vamos al salón - Marchó delante, ofreciéndole las transparencias traseras del camisón - Me da vergüenza, eh?! Yo así y tú, joder, pareces mi chulo....






-  No quieres que sea tu chulito?






-  Qué morbo, mi vecino y mi perr.... chulo. -
Llegaron al salón y Pedri se dejó caer en el sofá. Le cogió el móvil de la mesita acristalada y comenzó a manipularlo en busca de los videos.







Actuaba con total confianza, como si estuviera en su casa. Anastasia aguardaba de pie ante él, como una putita, con las gordas tetas en reposo tras las transparencias.







Se quitó la camisa y exhibió su torso raquítico, con las costillas señaladas y sus pectorales salpicados de poco vello, sólo alrededor.






-  Me quitas los pantalones, putita? Anda, quítale los pantalones a tu chulo....






- Te gusta que me porte como una golfa, verdad?





-  Me encanta. Anda, quítamelos, y me besas los huevos mientras veo al maricón de tu marido bebiéndose mi leche. - Se arrodilló ante él y se ocupó de quitarle las botas militares negras y los calcetines, depositando sus pies en el suelo, como si fuera su esclava.







Después le tiró del chándal hacia abajo y le arrastró a la vez el slip, hasta quitárselos y quedarlo desnudo.







Ya tenía la verga de dura roja. Poseía unas piernas delgadas en sintonía con su cuerpo de joven.







Pedrí sujetaba el móvil con ambas manos, con los ojos fijos en la pantalla, observando cómo sus vecinos se besaban y cómo después Guzmán se comía la ensalada.







Anastasia colocó a cuatro patas entre sus piernas y acercó la cara para empezar a besarle los huevos, estampándole besitos muy seguidos, rozando los labios por ellos....







La verga estaba suelta y se zarandeaba hacia los lados. Pedrí le tiró del camisón hasta enrollárselo hacia la mitad de la espalda y la dejó con el culo al aire.














Ella le miraba sumisamente al mordisquearle los huevos!!! El chico seguía pendiente de la pantalla y a veces se atizaba un tirón a la verga, pero volvía a soltarla.







Anastasia empezó a lamérselos, como si lamiera una bola de helado, pasándole la lengua repetidas veces por encima, mojándoselos de saliva poco a poco.













El joven soltó el móvil y se reclinó relajado, observando cómo se los chupaba, observando su mirada sumisa bajo sus piernas, observando su enorme culo de unas nalgotas claras, observando sus pesadas tetotas colgando hacia abajo como dos campanas bajo la gasa... concentrado en las lamidas que recibían sus huevos, a veces atizándose un tirón a la verga erecta, tratando de contener la probable eyaculación....









CONTINÚA 







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