PARAÍSO PROHIBIDO/CAP33

 


CAPÍTULO  33






Y seguían nuestros jadeos....
−  Ahhhh! - otro de los gemidos de ella y el mío propio sin importarnos que podamos ser escuchados....






Vuelvo a sacarla hasta que mi glande llega a las puertas de ese coño que me abraza y vuelvo a la carga, esta vez siguiendo un ritmo lento pero constante.







Las piernas de mamá están completamente abiertas y mi cuerpo se aprieta contra el suyo en un vaivén cada vez más acelerado. Ella me mira con sus ojos desorbitados... su boca abierta que hace que su aliento impregne mis labios con una bocanada caliente.






Me detengo en seco con toda mi verga dentro de ella. Noto con fuerza la palpitación de mi corazón y las contracciones de su bello coño.






−  Lo siento!! No sé qué me ha pasado. - digo intentando disculpar algo que está fuera de mi control pero sin dejar de continuar con el mete-saca.






−  Sácala... por Dios!! - dice ella con una voz que no indica que lo esté deseando precisamente.





Vuelvo a sentir cierto temor y voy sacando mi verga de su conducto sagrado y el placer de ese movimiento es más agradable cada vez. Me lo confirma otro de sus largos gemidos.






Creo que prefiero arriesgarme, pues es tanto el placer que siento y el que ella misma siente que vuelvo a la carga insertando toda mi barra de carne en todo su interior.





−  Ahhhh, qué gusto....!!! - dice ella en una especie de sollozo.




−  Siii! - oigo mi propia voz saliendo de mi interior.





Sin hacer ni el más mínimo amago por sacarla, empiezo a bombear dentro de mamá, sintiendo las paredes de su vagina aferrándose a mi verga. No sé si se oye a nuestros vecinos y me da igual, ya no hay mundo a nuestro alrededor, solo nosotros dos, ella y yo.






Los jadeos se multiplican, las respiraciones son intensas y nuestras bocas están tan cerca que no pueden por más que unirse y empezamos a besarnos... sin que yo deje de empujar con mis caderas hacia el cuerpo de ella, metiendo y sacando mi erecto miembro de su interior.







En un momento reduzco el ritmo pues estoy a punto de correrme si continúo con esa fuerza y ese brío, sin embargo hacerlo despacio no me ayuda absolutamente nada, sino al contrario me excita aún más hasta dejarme a las puertas del orgasmo.






Sé que ella está también descontrolada. Nuestras lenguas se unen de nuevo en nuestras bocas intentando combinar la respiración a través de la nariz y en jadeos de nuestros respectivos alientos.







−  Mamá, me corrooo!! la saco?? - le pregunto deseando no oír un “sí”.
Ella no responde, sino que tiene cerrados los ojos, sus piernas apretando mis caderas, su cabeza echada hacia atrás y sus manos agarrando fuertemente en un puño, las sábanas.







Quiero tener el control, como ella misma me ha enseñado hace apenas un momento, pero no puede cuando al intentar sacar mi miembro lentamente, sus pies empujan mi culo hacia ella, mientras no deja de gemir con más fuerza cada vez, hasta que veo como se está corriendo sin contemplación.....






Decido seguir mi ritmo y no parar, así que inserto varias veces más mi verga venida dentro de su sexo, hasta que en una de esas embestidas lo dejo completamente metido y noto el calor que me viene desde los pies a la cabeza sintiendo  cómo se tensa mi pene y parece querer explotar dentro de ese lugar maravilloso. Y me corro soltando varios chorros que inundan la vagina de mamá.







Ella sigue gimiendo y apretando sus pies contra mi, abrazándome con ellos, en señal de que desea que siga brotando mi semen dentro de ella hasta vaciarme por completo.






Son varios más los espasmos hasta que pierdo la cuenta, pero sé que he inundado ese lugar maravilloso que me ha enseñado lo que sentir la felicidad plena y cómo se puede detener el mundo en un instante.
Permanezco sobre mamá y ambos jadeamos intentando recobrar el aliento e intentando asimilar al mismo tiempo todo lo que ha sucedido. Acabamos de follar! y Me he corrido dentro!






Intento escuchar algún otro sonido, pero nuestros vecinos están en silencio. No se oye nada más que nuestras agitadas respiraciones.






−  Mamá… yo…!! - comienzo a crear una frase de disculpa que resulte convincente.





Ella me mira a los ojos y acaricia mi pelo suavemente. Sin dejarme acabar me besa suavemente en los labios evitando oír lo que no quiere, alejándose de cualquier tipo de explicación.





Así, abrazados con mi cuerpo sobre el de ella, permanecemos callados, hasta que me pide que la deje levantarse, para meterse en el baño.






En ese momento todo empieza a tomar color e incluso empiezo a sentir voces de los vecinos, pero no parece que estén cogiendo salvajemente como hace un rato, se les oye cuchichear muy bajito. Es posible que nos hayan oído y se hayan detenido sorprendidos en su polvo brutal y desbocado.







Intento pensar en qué va a suceder a partir de ahora y es que no soy consciente todavía de que acabo de cogerme a mi mamá... de sí podrá perdonarme que haya continuado después de pedirme que me detuviera, sin embargo tendrá que comprender que era demasiado para mí....!!!







Tampoco sé lo que pasará con ellos, con nuestros vecinos,ñ... aunque poco me importa, ni siquiera ahora que veo que su idea sobre nosotros no era precisamente la que había imaginado.






El tipo solo quiere penetrar a mamá como si fuera una vulgar zorra y su hija, esa que parecía tan dulce, parece tener como único anhelo saciar la sed de puta que lleva dentro.







No me apetece ninguna de las dos cosas, Ni que ese hombre toque a mamá ni si quiera follarme a esa rubia, por muy buena que esté.






Mamá sale desnuda del baño y tira de mi mano para que la acompañe. Yo todavía estoy aturdido y la sigo como un perrito faldero. Me lleva hasta la terraza. Apoya su grande culazo contra la barandilla de la terraza y atrae mi cuerpo hacia el suyo.








Yo estoy pensando en cómo disculparme, en cómo hacerle entender mi tremendo error, pero creo que ella está demasiado caliente como para ser racional en ese preciso momento.
De pronto se agarra a mi cuello y me besa en la boca, pero no se conforma con que se unan nuestros labios, sino que abre su boca y su lengua va en busca de la mía.







Mis manos se aferran a la barandilla y allí pego mi cuerpo desnudo contra el de ella. No parece importarle que nos vean desde cualquier habitación del hotel, ni que nos oigan nuestros vecinos, que de seguro están escondidos tras la mampara como lo hiciéramos nosotros también observándoles a ellos.






Mamá empuja mi cabeza hacia abajo y me indica con gestos que la chupe su sexo. Ella continúa de pie apoyada contra la barandilla y yo arrodillado entre sus muslos, comienzo a besar esa rajita que vuelve a humedecerse por momentos.







Mis labios juegan con los de su sexo, mordisqueo con ellos cada rincón, cada pliegue y me entretengo en chupar ese delicioso tajo que me sabe a gloria.
Ya no pienso, ya no razono, ya no estoy por pedir disculpas sino entregado a mi segunda comida de coño y que me parece aún más maravillosa.







La pierna derecha de mamá se eleva ligeramente para que mi boca llegue hasta los sitios más recónditos.
Por un momento miro a sus ojos que se cruzan con los míos y no hay palabras que definan eso, pero ambos tenemos la idea de no conformarnos con pedir perdón o con lamentarnos por nuestro comportamiento sino, dejarnos llevar y seguir disfrutando de esos momentos....








Los gemidos de mamá son más intensos que los que pudo soltar en la habitación y ahora no hay nada que la frene, incluso parece disfrutar en esa entrega total, cuando mi lengua juguetea con su clítoris inflamado, hasta que ella me detiene tirando de mi pelo y haciendo que me ponga de pie.








No parece querer correrse todavía...!! Estoy a su altura y mamá me besa de nuevo, haciendo que su saliva se mezcle con la mía y con los flujos de su propio sexo. Me empuja hasta dejarme sentado sobre la hamaca. Todavía no me lo puedo creer, pero la tengo ahí desnuda acariciando mi pelo y su sexo delante, tan hermoso…








Levanta una pierna y después la otra para quedar a horcajadas sobre mi cuerpo. Nuestros sexos entran en contacto otra vez y todo un escalofrío recorre todo mi ser.







Ella pasa su mano por detrás de su culo hasta sostener mi verga por la base y comienza a pasarla repetidas veces a lo largo de su rajita. No hace falta lubricar mucho más, ni animar a mi miembro que está completamente erecto otra vez.







−  Cogeme!!! - dice de pronto, en voz alta, sabiendo que nuestros vecinos deben estar escondidos detrás de la mampara escuchándonos y viéndonos..... No digo nada, pero ella me sonríe.....!!!







Y después de ubicar mi glande contra  su orificio, se deja caer con todo su peso haciendo que la penetre de nuevo hasta lo más hondo...... Ambos damos un suspiro continuo convertido en un grito pero en jadeo.....






CONTINÚA 








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